La costa levantina y las segundas residencias marcan el verano de los madrileños
Más del 70% de los madrileños veraneará en España este 2025, con la Comunidad Valenciana como destino estrella y la A-3 como embudo cada viernes
Llega el verano y con él el éxodo masivo de madrileños cada viernes por la tarde. Como un ritual inquebrantable, miles de vecinos de la capital inician su escapada rumbo al Mediterráneo, colapsando vías como la A-3, dirección Comunidad Valenciana, en un fenómeno que cada año vuelve a repetirse con la misma intensidad.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), Alicante es el destino preferido por los residentes en Madrid, con más de 807.000 desplazamientos registrados el verano pasado. A ella le siguen otros clásicos del litoral levantino como Benidorm (109.000), Torrevieja (107.000), Gandía (105.000) y Valencia capital (97.000). En el top 10 nacional de destinos madrileños, siete son ciudades de la Comunidad Valenciana, acompañadas únicamente por Barcelona, Málaga y Marbella.
Este patrón de movilidad estival responde a factores sociológicos, económicos y culturales. Como explica Raúl Travé, profesor de Sociología del Turismo en la Universidad Complutense, "el fuerte vínculo de la clase media madrileña con el Levante se consolidó entre los años 70 y 80, cuando muchas familias adquirieron segundas residencias en zonas de costa gracias a la entonces asequible oferta inmobiliaria". Desde entonces, esa relación se ha afianzado generación tras generación.
Más allá del coste y la cercanía, la conexión emocional con estas localidades es clave para entender por qué la costa levantina resiste como epicentro de las vacaciones madrileñas, incluso frente a alternativas más frescas como Asturias o Galicia. Tal es el arraigo, que muchos veraneantes vuelven al mismo lugar desde la infancia. "Mi vínculo con Guardamar hará que siempre vuelva cada seis meses", afirma Gonzalo Moro, un joven de Móstoles de 25 años que no concibe un verano sin pisar esa localidad alicantina.
La A-3, autopista del verano
El efecto de esta preferencia se deja sentir también en la infraestructura. Cada viernes por la tarde y domingo por la noche, la A-3 se convierte en un cuello de botella, un clásico de las operaciones salida y retorno. Lo mismo ocurre con la línea ferroviaria Madrid-Alicante, donde todos los trenes van llenos pese a los refuerzos habilitados por Renfe.
El fenómeno también tiene implicaciones urbanas. Mientras muchos se marchan, otros madrileños optan por quedarse o hacer turismo de interior, lo que ha generado un auge del ocio local. Según datos del Observatorio Turístico Regional Femav, el 84% muestra interés por escapadas dentro de la Comunidad, optando por la sierra, rutas naturales, villas históricas o experiencias gastronómicas como alternativa a la playa.
El turismo se diversifica, pero no cambia el patrón
Pese a que cada vez más viajeros exploran nuevos destinos, los datos muestran que la playa sigue siendo la opción mayoritaria. El 73% de los madrileños elegirá un destino nacional, con la Costa Mediterránea liderando las preferencias (28,2%), seguida de Andalucía (14,7%), Canarias (10,6%) y la Cornisa Cantábrica (9,8%). El resto se reparte entre islas, turismo interior o viajes internacionales, estos últimos en alza tras la pandemia.
Destacan también algunos cambios generacionales. Los jóvenes priorizan escapadas rurales o con amigos, mientras que las familias y mayores optan por estancias más largas en segundas residencias, lo que sigue posicionando al litoral como líder indiscutible. Así, el verano madrileño se mantiene fiel a un patrón que combina tradición, pertenencia y economía familiar.
Madrid, también destino vacacional
Curiosamente, la capital no se vacía del todo. Madrid es el segundo destino nacional más reservado en plataformas de visitas guiadas, solo por detrás de Barcelona. El 15,5% de las reservas en ‘free tours’ este verano son para la capital, lo que confirma que muchos madrileños (y turistas) prefieren redescubrir la ciudad en un ambiente más relajado, sin atascos ni aglomeraciones.
Con una ocupación hotelera prevista del 66% en julio y una oferta cultural, musical y gastronómica en auge, Madrid también se consolida como lugar de vacaciones. Para algunos, quedarse es la mejor forma de disfrutar el verano.
En definitiva, aunque nuevos destinos ganan terreno poco a poco, la fuerza de la costumbre, el arraigo y la propiedad inmobiliaria consolidan a la Comunidad Valenciana como el epicentro veraniego de los madrileños. Y mientras haya sol, mar y una segunda residencia esperando, la A-3 seguirá atascada cada viernes.