Las Bolsas de Vivienda Asequible, una posible solución ya construida al drama del acceso a la vivienda
Frente a la subida imparable de precios, la rehabilitación y los programas de alquiler social como las Bolsas de Vivienda Asequible se consolidan como alternativas reales con amplio respaldo social
En un contexto de precios disparados y exclusión residencial creciente, las Bolsas de Vivienda Asequible se abren paso como una respuesta pragmática, inmediata y sostenible a la crisis habitacional que afecta a millones de personas en España. Estas iniciativas, impulsadas por ayuntamientos, comunidades autónomas y entidades sociales como Provivienda, ofrecen a los propietarios incentivos concretos para poner en alquiler sus pisos vacíos a precios moderados, a la vez que garantizan acceso a vivienda digna a quienes no pueden afrontar el coste del mercado libre.
El actor Octavi Pujades, una de las voces que ha dado visibilidad a este modelo, lo explica con claridad: “No faltan pisos, faltan pisos accesibles. Las Bolsas de Vivienda Asequible permiten que todos ganen: el propietario cobra con garantías y el inquilino accede a un alquiler razonable.”
Las cifras avalan la urgencia. Según datos del Observatorio de Vivienda Asequible, el precio de compraventa subió un 11,3% solo en 2024, acumulando un aumento del 30% desde 2021. Los alquileres, por su parte, superan ya el 30% del Salario Mínimo Interprofesional en todas las comunidades autónomas, duplicándolo en muchas zonas urbanas. Más del 66% de las personas inquilinas dedica más de un tercio de sus ingresos al alquiler y el 34,8% tiene problemas para afrontar los gastos básicos del hogar.
En este escenario, el informe El pragmatismo de la sostenibilidad, elaborado por 40dB, muestra que la mayoría social respalda soluciones inmediatas y sostenibles. Un 79,4% propone ampliar el parque de vivienda pública en colaboración con el sector privado, mientras que el 74,3% apoya la regulación del precio del alquiler. Un 70% valora positivamente la rehabilitación como vía para mejorar el confort térmico y reducir los gastos energéticos, y más del 80% ve con buenos ojos las viviendas más eficientes.
Un modelo que ya funciona
Las Bolsas de Vivienda Asequible están plenamente operativas en comunidades como Navarra, Cataluña, Euskadi o Madrid, y han demostrado que es posible movilizar viviendas vacías o infrautilizadas sin recurrir a la nueva construcción masiva. El programa ofrece garantías de cobro al propietario, junto con deducciones fiscales, seguros de impago e incluso ayudas de hasta 20.000 euros para la reforma del inmueble. A cambio, se establece un precio de alquiler asequible para inquilinos en situación de vulnerabilidad.
Provivienda, una de las entidades que gestiona estas bolsas, destaca que este sistema permite romper la dinámica especulativa y aprovechar el parque ya construido para dar respuesta a la emergencia habitacional. “La solución puede estar ya construida. Solo hay que activarla”, señala Gema Gallardo, directora general de la organización.
Rehabilitación, sostenibilidad y derechos
Además del precio, los problemas estructurales de las viviendas agravan la exclusión: el 45% de la población pasa frío en invierno y el 51,7% sufre exceso de calor en verano, con una mayor incidencia entre las personas que viven de alquiler. El 67% de las personas propietarias y el 84,6% de los inquilinos señalan deficiencias concretas en sus hogares.
Las medidas para facilitar la rehabilitación cuentan con un respaldo mayoritario. Más del 70% de la población está a favor de subvenciones proporcionales a los ingresos, deducciones fiscales, simplificación de trámites y campañas informativas. En esta línea, las Bolsas de Vivienda también se alinean con los objetivos de descarbonización, al fomentar la reforma energética de viviendas a cambio de condiciones de alquiler más justas.
Un consenso social amplio
El modelo de Bolsas de Vivienda Asequible encarna un raro caso de consenso transversal, avalado tanto por propietarios como por inquilinos, entidades sociales y expertos. La clave de su éxito reside en no ser una promesa de futuro, sino una herramienta ya disponible que requiere más difusión, apoyo institucional y participación ciudadana.
Según el catedrático Sergio Nasarre-Aznar, uno de los principales expertos en derecho de la vivienda, “la diversificación de formas de tenencia, como la propiedad compartida o el alquiler social gestionado, es esencial para evitar que miles de familias queden atrapadas en la precariedad habitacional. Las Bolsas son una vía realista y eficaz para ello”.
El reto ahora, coinciden entidades como Provivienda, CEAR o Casa África, es combatir también la discriminación estructural que impide a muchas personas —especialmente migrantes— acceder a estos programas. Informes recientes muestran que el 99% de las inmobiliarias aceptan prácticas discriminatorias, obstaculizando el acceso a la vivienda por motivos de origen o nacionalidad.
¿Y ahora qué?
Las Bolsas de Vivienda Asequible no son la panacea, pero sí una parte esencial del puzle de soluciones inmediatas al problema habitacional. Desde las administraciones, se trabaja en integrar este modelo en planes estatales como el Plan de Acceso a la Vivienda o el Plan Nacional de Renovación de Edificios. La apuesta es clara: movilizar lo ya construido, hacerlo más eficiente y garantizar el derecho a una vivienda digna sin esperar décadas.
Porque, como recuerda Octavi Pujades: “Quizá la solución ya esté construida. Solo hace falta conocerla y activarla.”