Melilla

Melilla, estrangulada por el cierre de la aduana comercial con Marruecos

Melilla Vista del Puerto de Melilla desde el mar Mediterráneo.

El bloqueo marroquí impide las exportaciones desde Melilla mientras permite el paso de mercancías hacia España, generando alarma entre empresarios locales

La ciudad autónoma de Melilla vive una situación crítica tras el cierre indefinido de la aduana comercial con Marruecos, una decisión unilateral del Reino alauita que ha puesto en jaque la economía local y ha generado una profunda preocupación entre el tejido empresarial melillense. Mientras Marruecos continúa enviando toneladas de productos agrícolas a través de la frontera, las exportaciones españolas están completamente bloqueadas, según denuncian los empresarios.

El presidente de la Confederación de Empresarios de Melilla (CEME), Enrique Alcoba, ha declarado que el empresariado está "en estado de shock" ante lo que califica como una estrategia de asfixia económica deliberada por parte del Gobierno marroquí. “Si este es el resultado de siete años de negociaciones, es evidente que es hora de cambiar de estrategia”, afirmó.

La medida marroquí, que impide la entrada de cualquier producto desde Melilla a su territorio, contrasta con el flujo constante de mercancías marroquíes hacia España. Según cifras difundidas por la Delegación del Gobierno en Melilla, en los últimos días han cruzado la frontera más de 9.000 toneladas de sandías y 6.000 toneladas de tomates procedentes de Marruecos.

No obstante, la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, ha defendido que la aduana está operativa y funcionando, una afirmación que ha generado indignación entre los empresarios, quienes aseguran que sus productos están siendo sistemáticamente rechazados en la frontera. Para Alcoba y otros actores económicos locales, la situación es insostenible y contradice las versiones oficiales.

El bloqueo se produce en un contexto geopolítico tenso, en el que el control absoluto del monarca Mohamed VI sobre los flujos comerciales y aduaneros se ha convertido en una herramienta de presión diplomática. Diversas voces han comenzado a señalar al Gobierno español por su falta de contundencia ante lo que consideran una agresión económica directa a un territorio español.

Los empresarios temen que esta estrategia de Marruecos busque descapitalizar a Melilla y forzar el abandono de su población por motivos económicos, debilitando así la posición española en la ciudad autónoma. Esta presión se produce mientras España continúa apoyando a Marruecos en distintos foros internacionales y financiando proyectos de cooperación en el país vecino.

El silencio del Ministerio de Asuntos Exteriores y de La Moncloa ha sido interpretado por algunos como una tolerancia preocupante hacia una política hostil. Desde diversos sectores se pide una respuesta institucional clara y apoyo directo a Melilla, tanto desde el Gobierno central como de la Unión Europea.

En un momento en que la estabilidad del norte de África y el control migratorio son cuestiones clave para España, la política marroquí hacia Melilla reaviva los temores sobre posibles ambiciones territoriales en la ciudad autónoma. La falta de una vía de salida comercial efectiva no solo debilita la economía melillense, sino que también erosiona la confianza de sus ciudadanos en la protección del Estado.

La situación, de no corregirse a corto plazo, amenaza con convertirse en un problema estructural de soberanía y desarrollo, cuyas consecuencias podrían ir más allá del plano económico. Empresarios, organizaciones sociales y ciudadanos reclaman medidas urgentes para evitar que Melilla sea marginada y debilitada frente a un socio que cada vez actúa más como adversario.