La mirada de Ulisas

Vive y deja vivir

LA MIRADA DE ULISAS se cuestiona sobre una situación que no parece conmover a la Humanidad. ¿Qué sentirían ustedes, mis admirables lectores, si frente a vuestra ventana vieran en permanencia pasar elementos bélicos y sentir el ruido de una explosión de un misil que tenía la intención de matarte?  Daña por completo la belleza de un panorama que se quiere hermoso, como es el espectáculo sobre el magnífico Mar Mediterráneo con todas sus leyendas a bordo y sus misterios.

Pero, es de analizar el hecho de que, si el artefacto lanzado para afectar cualquier ciudad de Israel no liquidó vidas, en ningún caso se puede perder de vista su propósito: la intención ha sido la muerte segura de muchos civiles. ¿Acaso la voluntad de un acto por fallido que haya sido pierde validez? Sobre todo, cuando se trata de bellacos fines asesinos. Creo, con la conciencia que mi atisbo maneja, que jamás se debe olvidar los acontecimientos de quienes fueron los iniciadores del ataque y con qué designios. El 7 de octubre, como otras fechas de guerras en la zona, dan el convencimiento de las efemérides y de las maquiavélicas maquinaciones. Porque la defensa existe no impide ver la cuestión de manera global y no sesgada como tanto la pintan. Pues es de resaltar que una nación tan pequeña como es Israel, un país que se modernizó, haya planeado desde su creación la defensa de su pueblo, no sólo del judío sino de toda persona de cualquier nacionalidad, procedencia o fe que habite su territorio, de tal modo que los daños o perjuicios a su población civil sean escasos o menores. Pienso, como la mirada que soy y que anhela manejar cierta lógica, que en vez de condena merece aplausos al saber que un gobierno o sus sucesivos gobiernos han programado proteger a su gente con medidas que la obligan a construir refugios en cada casa o edificio de habitación y de oficinas. Israel siempre se ha sabido rodeada de enemigos que anhelan su desaparición como el estado que es. Y me pregunto si realmente es la tierra la que desean cuando resulta un territorio tan ínfimo en tamaño, que ni siquiera se le puede poner el nombre en el mapa por su diminuta dimensión, y que fue desierto hasta caer en las manos de los judíos que lo hicieron prosperar bajo una sentencia bíblica (¡cuestionable o no!) que reza: Israel florecerá en manos de los judíos. Se puede discutir a nivel espiritual sobre este postulado, pero en la práctica se cumplió a cabalidad. Para constatar esta verdad basta con visitar Israel para captar lo que mi mirada ha observado sin perder su objetividad. Este hecho se puede adjudicar a su forma de concebir la vida en general y al proyecto de su existencia como nación basada en principios occidentales que, sin duda alguna, le dieron y le siguen dando preeminencia al ser humano con principios aplicados en su diario vivir como: la libertad, la igualdad y la fraternidad.  Valores existenciales que logran asentar una sociedad plural y más democrática, donde el progreso y el desarrollo a todo nivel encuentran su lugar. Uno de los países más jóvenes del mundo, a pesar de ser reconocido desde hace siglos como la Tierra Prometida a su gente, y ya existente en el imaginario y en la realidad de todo judío versado en su historia. No en vano siempre oró: “y el año entrante a Jerusalén”, ciudad de sus templos sagrados. Contrariamente a los musulmanes que se dirigen hacia la Meca. La ley del retorno se cumplió oficialmente en 1948 cuando se le otorgó la posibilidad de ser una nación como las demás. En pocos años se ha colocado como una potencia mundial a pesar de sus rivales. Jamás ha sido un pueblo que contemple el genocidio a otros pueblos, sólo se defiende de sus agresores que saben escudarse en su población civil. Cuando se le juzga malintencionadamente se recalca que ataca, lejos de sus intenciones hacerlo por venganza sólo por contraataque, porque anhela vivir en paz y disfrutar de sus adelantos e invenciones que no cesan. Asegura su supervivencia resguardando a su aglomeración. Tampoco ha sido una religión proselitista, que pretenda absorber al mundo con sus dictámenes o pensamientos. Objetivo que les atañe a los fanáticos musulmanes. El gran lema de la Tierra Santa es: vive y deja vivir. Realidad que se aplica dentro de sus fronteras. Asunto que no se hace posible con sus vecinos, quienes persiguen otras finalidades: erradicar a Israel del mapa. Afortunadamente, ya existe un despertar de conciencia que ve este escenario y en vez de borrarlo, como pretendido por los extremistas, quiere la sana convivencia con un país vecino y de admirar. Algunos estados árabes ya tejieron puentes para lograr acuerdos y establecer relaciones que ayuden al buen desarrollo de la región. La mirada de Ulises lo sabe y considera que es la mejor manera de establecer vínculos para alcanzar el ESTADO DE LA PAZ, esa noción y nación que existen en el espíritu, la voluntad y la esperanza de todo ser humano que se califique como tal.

Como la mirada que soy, viajera, curiosa, justiciera, pacífica e inquieta anhelo que todas estas guerras, ya que no se pueden desconocer otras que suceden simultáneamente y que no se les da la notoriedad que se merecen, se acaben sin demora. La verdad no sé el ¿por qué? tanta y constante visibilidad que se le da a la guerra que involucra a Israel y menosprecian otras de gran calibre. Quizá se pueda interpretar como el gran antisemitismo latente que sale a relucir para la condena, que siempre ha padecido el judío. Tal vez ya sean tiempos de revaluar este arbitrario concepto sobre el judío para comprender su alcance y la mala leche, como se le puede denominar. Israel se debe ver como un estado de leche y miel convertido en un oasis que tiene mucho que enseñar y darle a la Humanidad. Trajo el riego inteligente para el mundo para evitar hambrunas, así como otros inventos que protegen a las personas de enfermedades y traen bienestar etc... Tiempo de dejarlo obrar para que no tenga que dedicarse a su legítima defensa sino a su rol de entregarle a sus prójimos su sapiencia, al ser considerado el pueblo del libro que sólo ansía aportar sus conocimientos y sus adelantos a sus semejantes, que son todos sus hermanos, lo demás habitantes del planeta.

La mirada de Ulisas no pretendía hacer la apología del pueblo judío sino centrarse en hechos para decir verdades, que no siempre se conocen o no se les quiere tomar en cuenta, a pesar de hechos factuales como las grandes contribuciones a la Ciencia y al Conocimiento con tantos premios Nobel en su haber. Señalan el propósito del judío: servir a la Humanidad y basarse en el principio “haz bien y no mires a quien”. Y no como le toca debido a las circunstancias que lo obligan a: “haz mal y mires a quien o a quienes para abolir las nefastas acciones del terrorismo. El gran atropello que se apoderó del mundo. Su cuna se fundamentó en el Oriente Medio, donde Israel combate para erradicarlo. Misión compleja que no siempre se aprueba, pero que a la postre dará su luz, como toda lucha que tenga su razón de ser, sin desconocer las terribles consecuencias de las guerras. Exploradas y registradas por la Historia Universal con los dolores que acarrean y donde inocentes víctimas pagan por implantar a la larga la Justicia. Lo han demostrado las pasadas guerras, expertas en víctimas colaterales, Israel defiende las suyas e intenta reducir las de sus enemigos al advertir sobre sus futuros ataques y pedir que desalojen el peligro. Conducta que se debe dar a conocer ya que otros ejércitos no la aplican.

Pido desde mi humilde mirada que el mundo analice la realidad y la vea con ojos menos cargados de prejuicios. Estamos viviendo momentos demasiado complejos y difíciles que nos invitan a reflexionar. Lo que mi visión desde mi creación, la Mirada de Ulisas que soy y seguiré siendo, aspira a hacer con cada entrega que les suministro gracias a la generosidad del Diario de Madrid, que se abre a una amplia perspectiva del mundo actual.