Los toreros de banda
El origen de torear a pie procede de la región de Navarra, allá por los siglos XII y XIII, donde todo aquel que quería y podía toreaba a su libre albedrío. Después se extendió por la provincia de Ávila, seguido por la de Zamora, y más posterior por el resto del país.
Por aquellos entonces existían unas personas que, además de percibir unos interesantes dinerillos, se encargaban de organizar de alguna manera los espectáculos taurinos, quienes tenían la responsabilidad, aparte de lidiar, darles muerte a los toros. Estos matatoros, se diferenciaban de otros participantes, por llevar una banda de color colocada en el hombro derecho cruzada por el pecho y espalda hasta la cadera del lado contrario, conocidos como “toreros de banda”.
Tiempos posteriores, durante los siglos XIV al XVI, los poderosos Maestrantes de Caballería, obligarían a estos lidiadores mejor organización y normas, así como vestirse con uniforme de difícil y larga definición, destacando lo entallado y los colorines. Dichos lidiadores, también eran utilizados por los citados Maestrantes en sus fiestas, para que provocasen los toros a cuerpo limpio y hacerles embestir a los caballos que montaban, de lo cual, producían muchas cogidas mortales. Diremos que, algunos de estos uniformes se conservan como reliquia en museos taurinos, en este caso, en el de Sevilla.
En la época del célebre pintor Francisco de Goya, se instaura el vestido de torear goyesco, con los adminículos propios en los toreros, picadores y banderilleros. Todavía se pueden ver en las corridas goyescas que se celebran todos los años con estos atuendos, destacando la de Ronda, Zaragoza, Aranjuez o Antequera, así como la de la conmemoración del Dos de Mayo en Madrid, entre otras no tan relevantes.
Después, aparece otra original vestimenta de diversos tonos en color, enriquecida con galón, bordados, pedrería y lentejuelas, ideada por los célebres matadores: “Costillares”, “Curro Guillen”, “Sentimientos” y muy especialmente “Paquiro” (quien fuera el inventor de la montera en 1835 y propulsor del primer reglamento taurino), con su chaquetilla, chaleco, taleguilla, medias, faja, pañoleta, chorreras, alamares, zapatillas, coleta, etc.… Por cierto, hay muchas prendas con nombres femeninos, todo quiere decir lo que dice, sólo que su nombre es vestido de torear.
Las connotaciones sexistas del traje como algo de varón, y vestido como algo de hembra, dentro del arte de la tauromaquia, se traducen en la misma escenificación para una liturgia y rito interpretada por los toreros, aunque el nombre de traje de luces no sea del gusto de muchos profesionales, ni tampoco de los sastres taurinos, porque su nombre es vestido de torear.
Con la modernidad de los tiempos, desde finales del siglo XIX, hasta la presente, han existido nuevas innovaciones en el vestido de torear, es decir; menos barroco, aliviando peso en bordados y adornos, achicando las hombreras, el tejido textil suplió la tradicional tela de gusanillo por la seda e incluso también de terciopelo.
En los últimos años, ha salido otra moda de modelos atrayentes para las celebraciones de corridas especiales o conmemorativas, como es: La Pinzoniana, La Magallánica, La Picassiana, etc., todas estas vestimentas son semejantes en estilo a los personajes de la época de entonces, para recordar historia y revulsivo para La Fiesta.
José Gómez Ortega “Joselito”, fue el primer torero que se puso un vestido de torear completamente negro, tanto el tejido como los bordados, cuestionado por querer llevar luto riguroso durante todo un año por la sentida muerte de su madre Gabriela Ortega Feria.
Después, otros diestros han vestido también de negro, siendo el caso más reciente de: Manzanares, hijo, por su deseo de guardarle luto toda una temporada a su padre, tristemente fallecido el maestro, año 2014.
También, en ocasiones, algunos toreros vistieron con ciertas rarezas en los bordados y colores. Por lo cual yo no opino ni opinaré en estas cuestiones, aunque tampoco las comparto, los toreros deben ir elegantemente vestidos como es preceptivo; los matadores de oro, los banderilleros de plata, y los picadores igualmente de oro, porque estos ostentan el mismo privilegio que los matadores por ser el toreo a caballo más antiguo que el toreo a pie. Aunque el color azabache tampoco desentona, como algunas otras novedades complementarias que pueden ser admisibles. Por último, diremos, como es sabido y tradicional en festivales, sobre todo benéficos, los toreros visten de corto.