Diferencia entre el toreo Rondeño y el Sevillano
Para el famoso y valiente torero rondeño Pedro Romero, el único fin de la lidia de un toro bravo era prepararlo para darle muerte a estoque. Al contrario, para su competidor, el magnífico y carismático diestro sevillano José Delgado “Pepe-Hillo”, matar al toro no era ese el único fin, lo entendía como una suerte más dentro de la actuación.
Como acabamos de comentar sobre el toreo rondeño, el objetivo primordial y en definitiva era preparar al toro para matarlo dignamente. Mientras que, en el sevillano, todas las suertes tenían en sí mismo una razón móvil de ser, torearlo.
Resumiendo, un poquito más de lo que quiero decir con esto, para Pedro Romero, el éxito o el fracaso total de una lidia radicaba principalmente en la estocada, pero para “Pepe-Hillo”, la posibilidad de triunfo llegaba en la facultad que brindara el ingenio, el arte y la gracia manejando la capa o muleta, improvisando cualquier suerte.
He aquí cómo quedan representadas las dos maneras o distintas formas de concebir el toreo, Ronda con Pedro Romero, y Sevilla con “Pepe-Hillo”, impulsores ambos de lo que habría de llamarse para siempre: toreo rondeño y toreo sevillano.
Los seguidores o admiradores del estilo rondeño, no encontrarían en el toreo más expresión que la propia audacia, la fuerza y el valor. En cambio, para los seguidores del sevillano, hay que contar con recursos artísticos y posibles medios defensivos. En definitiva, son dos conceptos distintos, uno responde a matar los toros, y el otro a torearlos.
El estilo rondeño se puede decir que es más recio, más hondo, con mucha más desenvoltura y aplomo, enganchando y llevando siempre embebido al toro en los engaños, indicándole al toro el camino a seguir, lo que vulgarmente se dice, “la pata pa lante”. Es un estilo menos vistoso que el sevillano, pero mucho más desafiante, contundente y competitivo.
En el caso del sevillano marca una personalidad muy singular que cabría manifestarse tanto como el mismo arte, es como un caudaloso movimiento rítmico enriquecido de filigrana. Es una virtud prácticamente andaluza, encarnada en los diestros de un son y una gracia tan especial e intuitiva de torear. Conclusión, más alegre, más vistoso, sobresaliendo la improvisación y la fragilidad artística.
Aclarando todo lo expuesto, las diferencias que existen entre el toreo rondeño con el sevillano, diremos que el primero es más seco, más poderoso y más barroco, prevaleciendo la suerte cargada y la estocada. El segundo es improvisar el arte llamando la atención por su apariencia ostentosa, resaltando la elegancia.
Gracias a sus inventores tanto a Pedro Romero como a “Pepe-Hillo”, desde el siglo XVII, ahora nos encontramos con dos estilos distintos de interpretar el toreo, padres y canon de la actual fiesta de los toros.
También quisiera dar a entender, que el toreo rondeño y el sevillano no son exclusivamente de los toreros nacidos en Ronda o en Sevilla, pueden manifestarlo otros toreros nacidos en cualquier parte del mundo, pero es imprescindible tener cada uno ese sello tan peculiar como diferente.
Aparte del toreo rondeño y sevillano, existen otros estilos que se enmarcan en la Fiesta de los Toros, como son: el artístico, el poderoso, el clásico, el tremendista, el estilista, etc., igualmente también los hay con aires del castellano, valenciano, cordobés y aragonés.
Lo que sí es verdad de la fiesta taurina, es la variedad de estilos que existen en ella, desembocando todos en un mismo fondo común que se llama Tauromaquia, por eso es tan grande la misma, dado a que cada torero la interpreta con su personalidad y arte propio. Simplemente, cada cual la ejecuta con diferente concepto, pero al final concluye en una incomparable fiesta de rituales, tan nuestra y tan de verdad.