La mirada de Ulisas

¡Cómo terminar el año sin una reflexión!

LA MIRADA DE ULISAS sabe que estamos a contadas horas de terminar el año 2024, para empezar el año 2025 con el pie derecho y lentes de color rosa para evitar caer en la visión más umbría entregada por los lentes oscuros. En nosotros radica la buena elección de querer ver la vida a nuestra manera, como bien lo cantaba Frank Sinatra, quien se inspiró en la versión de Claude François para expresar esta verdad.

Debemos ser capaces de elegir nuestro modo o nuestra propia forma de analizar y de interpretar el mundo, que no quiere decir que no podamos verlo con sus sombras y sus luces. En nosotros está el poder ver el vaso mitad lleno o mitad vacío. Cada individuo debe permanecer en la libertad de analizar la vida a su discreción. Lo que me invita a no dejar pasar por alto la reflexión que me ronda sin cesar bajo la imperiosa necesidad de anhelar cambiar las cosas, gracias a la buena conciencia puesta en práctica y al conocimiento de la Historia universal con el devenir que nos ha legado en sus pertinentes enseñanzas y conclusiones.

Y mi gran pregunta sigue siendo ¿adónde se ha ido esa bella izquierda? que nos prometía la realización y adecuación de los derechos humanos, al prometer: la exigente educación de alto nivel para todos, el hallazgo de la buena salud gracias a sus excelentes cuidados y a tomar la voz del pueblo en consideración como el derrotero de una política más acertada y ajustada a las necesidades de la masa votante. Recuerdo bien, si la memoria de mi mirada no me traiciona, todo aquello se nos prometía y le creímos porque éramos jóvenes e ilusos al pensar que las propuestas se darían con el fervor de nuestras creencias, quizá un tanto pueriles pero llenas de la ilusión de hacernos a un mundo mejor, más justo y equilibrado a la medida de todos. ¿Adónde naufragó aquel maravilloso sueño? Lo tuvimos muchos, fue una oda que se llevaba en nuestros corazones. Deseos de paz, de tolerancia y de respeto entre todos era el pregón de toda voz alerta y dirigida hacia el buen cambio. Promesas acariciadas por muchos jóvenes que empezábamos a vivir esa quimera como verdadera. Y mi mirada no quiere citar nombres sino quedarse en los hechos; vanos ofrecimientos que luego se hicieron autocracias o dictaduras que aún perduran. Olvidaron las necesidades del pueblo. Subyugaron a sus incrédulos seguidores para convertirlos en esclavos de sus mentiras y manipulaciones.

Prueba de ello, algunos países que nos autorizan al examen serio de sus fallidos procesos, que lejos de ser altruistas se han convertido en tiranías donde el disidente no tiene lugar y menos su participación en una sociedad que precisa de los contrarios o las diferencias para crecer y alcanzar metas más elevadas en el buen manejo de un estado. A portas del año que se avecina mi mirada se empaña de dolor, ¿dónde quedaron esas proposiciones? Desviaron su curso para darle una voz de condena a la libertad de expresión y a la justicia. Todo se ahogó en vanas propuestas para conquistar adeptos que luego han caído en la desolación al ver naufragar esos espejismos, donde prevalecen los engaños. Ya ni siquiera se toma en cuenta la naturaleza, se desvirtúa en todo momento con el mal trato que se le da en permanencia o con la simple pregunta si eres niña o niño. Acaso la misma vida no nos señala el sexo de cada persona y si bien existen casos que confirman la regla, ¿por qué hacer de lo natural la excepción? Así mismo, este ejemplo se extrapola a cualquier tema, ya que según parece los derechos humanos hay que situarlos en contexto y no como los meros derechos que son, aplicables con justicia y no con miramientos interesados en obtener otro tipo de resultados. Es de llorar la visión que esos sesgos manoseados al antojo de sus gobernantes nos imponen como justos y válidos. Muchas veces distorsionan la realidad para darnos un mundo donde se ahogan los principios de sana convivencia y se ven anulados por otras propuestas que no han dado buen fruto.  El caos generado, que juraba conquistar un bienestar para el pueblo, se silencia a la brava. La mano fuerte se impone y el gobierno que ha traicionado las buenas intenciones se eterniza para dejar a su gente en la miseria. ¿Acaso es esa izquierda con la que soñamos muchos? No, esa izquierda se hizo a la deriva una vez puesta en práctica porque si bien la igualdad debe existir en la aplicación de los derechos, las diferencias deben ser contempladas porque son reales y dan pie a una visión más amplia que aquella que busca masificar o nivelar por lo bajo a sus semejantes, que bien lo define el término de similares, pero no de idénticos ni iguales. Cada persona tiene derecho a su propio desarrollo y a sus posibilidades para crear una sociedad que se complemente y no que se anule o desconozca sus alcances. Como es el caso del individuo que integra una sociedad, debe funcionar sanamente gracias a mecanismos objetivos de gobierno y no a absolutismos donde la opresión es el diario vivir. Es la gran pregunta que me sigue merodeando el atisbo: ¿Dónde quedó esa izquierda que nos proponía una prosperidad colectiva y pletórica de justicia? Desvanecidos quedan aquellos ideales que de alguna manera se registran en el olvido y dieron lugar a gobiernos indebidos. Se perpetúan por la violencia aplicada y acallan la voz del pueblo que padece y se desespera.

Mi mirada me autoriza a detenerme en esos seres desvalidos que aguantan la tortura de gobiernos que no les permiten desarrollo ni progreso. Quedan en la oscuridad que mi mirada anhela aclarar. ¿Será posible? Gran inquietud que nos debemos cuestionar. El año 2025 nos debe traer agudezas y aprendizajes que nos dejan los años anteriores con tantos fracasos y pesadumbres. Que la Historia sirva para no repetir sus errores y donde vuelvan a renacer los deseos de los verdaderos valores humanos, que han extraviado su rumbo. Que el péndulo no siga oscilando entre esas izquierdas y esas derechas que no permiten el buen desarrollo de una nación. Los extremos se tocan. Y que sean soluciones salomónicas y de justicia las que imperen con los buenos criterios de su lado y el acertado discernimiento para tomar decisiones. Que el 2025 riegue de paz y amor a los prójimos que siguen siendo mis hermanos de raza humana.