Crónicas Mexas

El tablero económico de Trump: México, Dinamarca, Ucrania…

Donald Trump, el expresidente que nunca dejó de ser una fuerza en la política global, sigue moviendo piezas en el tablero geopolítico. Su regreso a la Casa Blanca podría marcar un giro drástico en la guerra de Ucrania, la crisis de los materiales raros, su vieja obsesión por Groenlandia y una postura cada vez más agresiva hacia México y el Golfo de México, al que ya algunos han comenzado a llamar “Golfo de América”.

Desde su primer mandato, Trump dejó clara su intención de adquirir Groenlandia, una isla clave por sus vastos recursos minerales y su ubicación estratégica. En 2019, cuando propuso comprarla a Dinamarca, la respuesta fue una risa diplomática, pero en el fondo dejó una advertencia: el Ártico es una nueva frontera de competencia. China y Rusia lo saben, y Trump no es de los que olvidan una jugada. Con la creciente crisis de “materiales raros” cruciales para tecnología militar y dispositivos electrónicos la Casa Blanca ha reactivado el interés por Groenlandia, esta vez bajo el pretexto de la seguridad nacional.

Mientras tanto, la guerra en Ucrania sigue siendo el campo de batalla indirecto entre Washington y Moscú. Trump ha dejado entrever que cortaría el financiamiento masivo a Kiev, una decisión que podría cambiar el rumbo del conflicto. Sin embargo, detrás de esa narrativa de no gastar más en "guerras ajenas" se esconde otra realidad: sin control sobre los recursos de tierras raras en Ucrania, una de las mayores reservas de Europa, Estados Unidos depende aún más de China. Y Trump no está dispuesto a ceder terreno en esa guerra económica.

Pero si hay una región donde Trump parece querer dejar una marca más profunda, es México. Durante su presidencia endureció la política migratoria, impuso amenazas comerciales y habló en términos de “invasión” al referirse a los cárteles de la droga. En su posible regreso, la retórica ha escalado: asesores cercanos han filtrado que en sus planes hay escenarios de intervención directa en territorio mexicano bajo la justificación de combatir a los cárteles como “organizaciones terroristas”.

El Golfo de México o como empiezan a llamarlo, el “Golfo de América”: su control significa influencia en el comercio, el petróleo y la seguridad marítima. Algunos analistas ven similitudes con su enfoque en Groenlandia; otros incluyéndome, creen que se trata de una nueva forma de presión sobre el gobierno mexicano. Sea cual sea el motivo, Trump entiende que el control sobre estas zonas no es solo una cuestión de poder, sino de supervivencia económica y política.

Como diría Henry Kissinger: “Estados Unidos no tiene amigos o enemigos permanentes, sólo intereses permanentes”. Y Trump lo sabe bien.