Hasta siempre Federico, hombre de Paz
Querido Federico: te escribo esta carta desde la pena, pero también desde el agradecimiento y el cariño por tu amistad generosa siempre y siempre desinteresada. Ya antes de conocerte admiraba tu capacidad de trabajo, tu buen hacer en el ámbito universitario y tu fama de excelente persona. Sabía de tu actividad como catedrático de Farmacia, como Rector de la Universidad de Granada, incluso cuando llegó tu nombramiento como diputado al Parlamento Europeo. Sin embargo, cuando te conocí y empezamos a ser amigos, hace ya tanto tiempo, empecé a comprender tu hondura y lo poco que sabía de ti y de tu gran labor, la que de verdad ha sido el norte de tu vida. Desde entonces, he admirado tu gran humanidad, tu entrega sin fisuras a un trabajo duro no siempre satisfactorio. Tu bonhomía. Tu sentido del deber. Tu valentía. Nunca conocí a otro tan íntegro. Tan caballero. Tan racional y a un tiempo tan espiritualmente tan bondadoso y demás sin caer en el buenismo.
Todos te debemos mucho, en especial los farmacéuticos, pero más aún esa legión que es la humanidad doliente por la que has luchado tanto, superando problemas y situaciones que a veces me sobrecogían cuando me las contabas y que tú afrontabas, días tras días, sin caer jamás en el desaliento. Siendo Ministro de Educación y Ciencia, dejaste una huella indeleble como vicepresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, pues gracias a ti, desde la Universidad de Granada, iniciaste tu campaña en pro de los cribados neonatales que permitían la detección precoz de diversas enfermedades raras. Incluso ahora estabas trabajando para que esas pruebas sean reconocidas como un derecho humano. Fuiste tú, el que en esto marcó un antes y un después, lo mismo que hiciste en otros muchos campos. Recuerdo cuando en 2005 fuiste designado por la ONU copresidente del Grupo de Alto Nivel para la Alianza de Civilizaciones. La lista de nombramientos es demasiado larga para escribirla aquí, pero no me olvido de tu presidencia de la Fundación Cultura de Paz en la que tan activo como siempre, seguías trabajando hasta el último momento. Aunque a ti eso nunca te importó, te digo que una gran parte de las autoridades del mundo están apenadas por tu desaparición. Que hablan de tu obra y tu buen hacer, de tu entrega y tu honradez innata.
Ya como Director General de la UNESCO durante doce años y como hombre de entrega a las causas justas, el respeto al diálogo, la democracia y la libertad, siempre has luchado en defensa de la dignidad del ser humano y para paliar la angustia del doliente. Para que todas las criaturas tuvieran derecho a la justicia. Cuánto amor cabía en ti. En primer lugar, a Cheles, tu mujer, de la que con razón, siempre hablabas con un amor y una admiración inextinguibles y de la que decías que era tu mayor apoyo y tu mejor crítica. A tus hijos. A tus amigos. Recuerdo ahora con la admiración y el respeto con el que me hablabas de tu padre. El cariño hondo y el reconocimiento hacia tu madre. Aquella canción que te cantaba tu madre y que me cantaste una vez para contarme una anécdota suya, se me quedó grabada y con frecuencia la recuerdo porque también yo he hecho mío su significado .Pero en tu corazón cabía mucho más. Muchos más. De ahí tu lucha denodada hasta el último momento en pro de esa humanidad doliente y olvidada. Yendo a visitar aldeas en África Central, Sudamérica o cualquier zona para saber sobre el terreno qué se necesitaba o para ayudar a poner paz en un conflicto. Eso me recuerda que, tras negociaciones con Arafat y Rabin en su despacho de la UNESCO, consiguió que llegasen a un acuerdo, pero a esto pusieron fin los ultras israelíes al asesinar a este a tiros en un atentado a los dos días al filtrarse la noticia. Gracias a él, hoy la situación mundial sería muy diferente si no hubiera sido por aquel comando de bárbaros.
Tenías el corazón y la mente siempre al acecho y de todas tus vivencias, buenas y malas, fueron naciendo tus poemarios, tan hondos. “La fuerza de la palabra”,” Delito de silencio”, ”Ha llegado el momento”... .Así hasta treinta y cuatro libros de los cuales uno tuve el honor de presentar y leer en El Ateneo. Y hablando de actos, creo que el último homenaje al que asistió fue el que le dimos AEFLA en el Ateneo de Madrid para celebrar su 90 cumpleaños. Allí, con la gallardía que le caracterizaba, al coger el micrófono, en vez de hablar de sus logros, nos animó a trabajar por los débiles, por los abandonados a su suerte, por los olvidados. Avisándonos de las trampas de poderes interesados. Es imposible reflejar la personalidad de un ser humano tan completo, tan gran defensor de la Justicia, el Diálogo y la Paz. Tan buen poeta. Tan entregado a los demás. Tan inteligente y tan libre.
Ahora imagino tu risa ancha y clara echando la cabeza hacia atrás como solías, cuando digo de ti, parafraseando a García Lorca, que “tardará mucho en nacer, si es que nace, un ser humano tan grande”.