Portugal, entrañable rincón del mundo
LA MIRADA DE ULISAS regresa a su habitual columna en el acreditado Diario de Madrid con alegría y después de una prolongada ausencia. Le queda claro que jamás se atreve a tocar temas que desconoce, por lo tanto, para abordarlos debe ser con el discernimiento que ameritan después de vivenciarlos o por lo menos de haber investigado bien el asunto. Esta vez la mirada se trasladó a Portugal para pasar unas merecidas vacaciones, luego de haber padecido la guerra de estos últimos tiempos en Israel. Una experiencia demasiado dolorosa, que seguramente será tratada en su momento cuando se decanten tantas experiencias y sensaciones que hicieron mella en su visión.
En la actualidad la mirada de Ulisas, que ya les resulta familiar, anhela referirse a Portugal. Transitado, deja en las pisadas de su mirada entrañables percepciones. Es un país que ofrece prodigios al turista y a la memoria. Pequeño en tamaño y con una población de 10 millones y medio de habitantes brinda sorpresas y motivos de admiración. El atisbo inquieto de Ulisas, siempre listo a plasmar sus impresiones, les trae al maravilloso Portugal con amor y con la dicha de haber descubierto una región colmada de riquezas visuales e históricas, donde moran personas animadas y de buen corazón. Su ubicación en la península ibérica le da un ilustre lugar que tuvo gran desempeño. Limita el oeste y al sur con el océano Atlántico. Localización que inspiró numerosos viajes hacia los descubrimientos e intercambios comerciales y culturales durante los siglos XV y XVI. Vasco de Gama y Fernando de Magallanes, nombres que marcaron la historia de Portugal y de otras naciones con sus conquistas en tierras lejanas. Al norte y al este del territorio portugués España es su otra frontera. Ambos países compartieron geografía e historia común durante siglos hasta la independencia de Portugal el 5 de octubre de 1143 mediante el Tratado de Zamora. Fecha del festejo de la verdadera independencia, aunque el proceso final se logró con el aval del Papa en 1179. Portugal se emancipó gracias a la búsqueda de autonomía y también al vencer la presencia musulmana, que le dejó grandes vestigios. Lisboa, ciudad de más de medio millón de habitantes, aunque con más de dos millones cuando se incorpora la zona metropolitana, resulta fascinante con su privilegiada ubicación en la desembocadura del río Tajo. Entrega bellas tomas postales con sus aguas que navegan recuerdos. Siete colinas habitan en Lisboa con miradores que le imprimen mayor donaire. Se registran vistas que dejan en suspiros a las miradas que aman la belleza y la singularidad. Descubren desde varios ángulos la hermosura de la capital de Portugal. Sus barrios con sus calles y jardines presumen de una atmósfera de vida intensa. Halla impulso en su música y sus cantos, el fado. Notas que encantan a los corazones que van en búsqueda de regocijo tanto cultural como gastronómico o simplemente sensorial. Lisboa goza de un ambiente especial con coloridas y animadas callejuelas, la presencia de los antiguos tranvías que cruzan barrios con el aire de un ayer que seduce. Funiculares trazan sus rutas con asombrosas imágenes aéreas. La marcha de la mirada de Ulisas descubre las zonas más emblemáticas como: el barrio de Alfama, el Castillo de San Jorge, el convento do Carmo, la Torre de Belem. La zona de Belem se destaca por el Monasterio de los Jerónimos y por sus deliciosos pasteles. Deleitan el paladar más exigente. La plaza del Comercio, principal plaza de la capital portuguesa, bordea el río Tajo en su forma de U. En dicho lugar se hallaba el Palacio Real, destruido en 1755 por el tremendo terremoto que arrasó con gran parte de la ciudad. Tras su hecatombe, fue reconstruida por el Marqués de Pombal, quien entregó su nombre a la arquitectura que viste la plaza con edificios estilo pompalino y con arcos. En el centro de la plaza se erige una estatua ecuestre del rey José I. La plaza bulle en pleno centro de la ciudad, punto neurálgico donde se dan la mano el turismo, la vida social y las oficinas administrativas. Todo invita a contemplar su historia y su beldad.
Luego la mirada de Ulisas se desplazó a Oporto, la segunda ciudad en importancia, una urbe costera que embelesa con su historia y su postura. El casco histórico, especialmente en el barrio de la Ribeira, con fachadas de esplendor arquitectónico a orillas del río Duero, representa otra corriente que lleva gala en sus panoramas pletóricos de matices. Pavonea sus encantos. Los vibrantes barrios proponen apetitosos restaurantes y bares con el sabor de vinos de alto reconocimiento como el Oporto, cuya cuna es Oporto.
Sintra, otra ciudad relativamente pequeña, que podría considerarse como un pueblo grande, resulta un punto de interés turístico con un patrimonio histórico de alta relevancia. Aclamada por la presencia de palacios impregnados de historia como el Palacio Pena y el Palacio Regaleira. El famosos escritor Lord Byron la describió como “un paraíso glorioso” en su poema “Childe Harold´s Pilgrimage”, al detenerse en sus laberintos y valles. Conforman paisajes deslumbrantes que vislumbran el Atlántico bajo un enfoque magistral que ilumina la imaginación. Fernando Pessoa fue otro admirador de Sintra. Varios escritores de renombre sucumbieron ante el espacio lírico de Sintra. Quedaron cautivados por sus magias y sus cuadros, que varían según el clima. Crean un ambiente digno de célebres plumas.
Y la mirada de Ulisas siguió visitando otras primordiales ciudades portuguesas como Coimbra, la sede universitaria por excelencia. Goza de una espléndida arquitectura y de fama internacional. Aveiro le resultó la pequeña Venecia de Portugal gracias a sus canales y botes que marcan la tradición de la ciudad. Caicais, la ciudad costera le permitió el baño en el océano atlántico para deleite de su visión. En Benagil, municipio de Lagoa en la costa de Algarve, visitó la famosa Cueva de Benagil, conocida también con el nombre de Algar de Benagil o Algar de José Rodeira. Es una gruta marina que acuña un fenómeno de la naturaleza digno de la obra del mejor artista. Tallada en piedra caliza del Mioceno debido a los efectos de la lluvia y las olas del océano se moldeó con los procesos de meteorización. Con el tiempo produjo una cúpula con una abertura circular en la cima. Imaginada como un ojo que permite la entrada de la luz solar e invade de manera mágica el lugar. Se asemeja a una catedral natural. El resplandor le arranca destellos a la arena y al agua turquesa que se refugia en su interior. Es considerada como una de las playas más hermosas del mundo. Provoca un espectáculo de luminiscencia difícil de olvidar. Y en el Cabo de Roca, el sitio más occidental del continente europeo, donde el atisbo de Ulisas observó un monumento que indica: aquí donde se acaba la tierra, y pudo divisar el horizonte que le permitió soñar con aquellos navíos que cruzaron fronteras.
La mirada de Ulisas podría seguir mencionando extraordinarios lugares de Portugal, pero sólo quiso darles a sus queridos lectores un abreboca de lo que es el Portugal que deja huella en el alma.
Con este vuelo sobre un país que le llamó poderosamente la atención, la mirada de Ulisas les describe la posibilidad de recorrer un territorio que les va a dejar boquiabiertos, como le dejó a la mirada a Ulisas: con la boca abierta y el corazón en vaivén. Él va y tú ven a descubrir las magnificencias de Portugal. Aún resuenan en el cuerpo de la mirada de Ulisas, que de viajes conoce su esencia.