Una nueva era que crea gran expectativa y confusión
LA MIRADA DE ULISAS le parece sugerente escribir sobre la IA, esa nueva forma de inteligencia artificial que le está aportando beneficios a la Humanidad. Quiso conocer de cerca de qué se trata y descubrió que según La Real Academia de la Lengua la define como: “Una disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico”. La mirada intrigada, que resulta la mía se dijo: muy bien y ¿en qué y cómo aplica o se practica? Buenas preguntas ya que sus alcances resultan considerables, pero me detuve en un hecho que me marcó profundamente: el nuevo álbum que recientemente salió con la inolvidable voz de John Lennon. Vilmente asesinado por Mark David Chapman el 8 de diciembre de 1980 en Nueva York delante de la puerta de su domicilio y frente a los ojos de su mujer, la japonesa Yoko Ono. Unos disparos mortales acabaron con los gloriosos días del ídolo, quizá uno de los más significativos registrados en la historia universal con el grupo musical “Los Beatles”. Marcaron el paso, revolucionaron la música y pusieron a soñar a la Humanidad con muchas canciones. Me viene a la mente de los ojos que tengo, siendo yo la mirada de Ulisas que además goza de buena memoria, el “Let it be”. Traduce déjalo ser, o sea plantea la necesidad de fluir con la vida. Frase o verso, sin la menor duda, que corresponde a mucha sabiduría en todo y para todos los seres humanos. Sabe lo que quita y lo que da. Y maneja muy bien el ¿cómo?, ¿el cuándo?, ¿el dónde?, ¿“el para qué” ? y ¿“el por qué? Asuntos que no siempre son diáfanos a nuestro entender. Se resuelven en una ignota dimensión que cada persona determina a su antojo.
Pero antes de caer en filosofar sobre el tema, mi atisbo anhela demorarse en este fantástico advenimiento: el que a un fallecido le resuciten su voz y saquen al mercado una obra que se basa en las posibilidades dadas por la Inteligencia Artificial, como el poder reproducir la canción “Now and Then”, “Ahora y Después”. Una obra inconclusa que nace con la voz de John Lennon, sin mediar el más mínimo cambio de la reconocida, alabada y enaltecida voz. Es en ese después que detengo mi mirada para otra vez interrogarme si la idea debe convencer. Vi cómo se les preguntó para un noticiero de la televisión francesa a varios pasantes ¿qué opinaban sobre este asunto? A lo que respondieron de diversas maneras. A uno le pareció excelente idea, a otro le interesó el cómo se podía haber realizado tal proeza y un tercero en descontento comentó: ¿qué necesidad hay de hacer reaparecer a los difuntos? habiendo tantos excelentes músicos contemporáneos, que ni siquiera son mencionados y muchos viven en el desamparo, mientras pienso que al muerto hay que dejarlo descansar en paz. Ya cumplió su misión. Esta última contestación me pareció quizá pertinente y con la necesidad de ser tomada en cuenta. Aunque por otro lado y sin consideraciones tan humanísticas, los adelantos y éxitos de la ciencia sorprenden y maravillan. Lo sé porque bien están al corriente, ustedes queridos lectores, la fascinación que mantengo por estar perfectamente informada para además poder transmitir el discernimiento adquirido con sólidas bases y una estructura definida.
Pero mi gran inquietud se resume en ¿qué podrá realizar? el hombre con esta nueva herramienta. Y hasta ¿adónde? logrará llegar con sus innumerables posibilidades. Muchas personas la aplicarán debidamente para grandes ventajas con relación al semejante, como es el caso de las aplicaciones en la medicina para permitir diagnósticos más acertados, en mejorar las condiciones de la vida con la creación de determinados robots que resultan muy útiles, en las creaciones artísticas, ya que algunos artistas hacen uso y a veces abuso de la IA y en infinidad de aplicaciones con diferentes funciones. Desde ya entendemos que los usos serán atrevidos, llegando hasta manipulaciones inclusive para fines bélicos. Y ahí se me paran las pestañas de punta. ¿Sabrá el hombre favorecido por esta novedosa ciencia ponerle límite a la maldad? y no utilizar la IA como un arma más para la destrucción ni hacer uso de este instrumento para fines malévolos, como ya lo estamos padeciendo. Gran pregunta que mis ojos húmedos se hacen. Y usted, amable y responsable lector, no se ha puesto a cavilar que estamos frente a una nueva era que nos excita para bien o para mal, pero también crea gran expectativa y confusión. Recuerda la época cuando se construyó la bomba atómica que al ponerla en práctica en Hiroshima y Nagasaki dio lugar a su inventor, el Ing. Robert Oppenheimer, director del proyecto Manhattan que se arrepintiera por su invención. Pronunció la frase que dejó en claro su sentimiento: “me he convertido en la muerte, el destructor de mundos”. Un cargo de conciencia duro de llevar debido a tantas muertes inocentes y tanto dolor manifestado por el padre de la bomba atómica.
En el caso de la lA, la mirada de Ulisas se inquieta al intuir que muchos puestos de trabajos serán o estarán reemplazados por la IA. Lo que deja en desconcierto a las futuras generaciones de cuáles opciones les quedarán y qué carreras deberán estudiar para ganarse el pan. ¿Será posible? para esos jóvenes aspirar a una existencia digna o por el contrario ¿serán tiempos de ramalazos y más adversidad? ¿Será que a toda iniciativa de este tipo habrá que aplicarle principios morales y leyes que restrinjan nefastos resultados? La imaginación de Ulisas divaga al confrontar un mundo nuevo que se dispara de modo tan veloz. Y cómo no retomar las canciones: “Let it be” and “Now and Then”.