Abrir la mente y el corazón

Il n’y a pas de l’eau (no hay agua)

La salud se encuentra influenciada por múltiples factores, entre ellos el acceso al agua potable, es así como la calidad del agua que consumimos puede definir nuestro estado de salud y enfermedad. 

Según la Organización Mundial de la Salud actualmente 3 de cada 10 personas, carecen de acceso a agua potable y disponible en su hogar. 

Según los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas el “Derecho Humano al agua es indispensable para una vida humana digna".

Kinshasa, República Democrática del Congo - María Ruth Agnoli

Entonces ¿por qué hay tantas personas que continúan sin acceso a agua potable?

Hoy en día, todavía millones de personas en el mundo deben sobrellevar dificultades para poder acceder a agua. Y peor aún, esa agua en muchos casos no es sana, lo cual puede provocar enfermedades. Consumir agua que no sea adecuada para el humano, puede ser una fuente de transmisión de enfermedades como cólera, fiebre tifoidea, gastroenteritis, hepatitis, etc.

Hace unos años, trabajando en República Democrática del Congo, en un Hospital creado por la cooperación española, y financiado por distintas Ongs (entre ellas la Fundación Amigos de Monkole, con sede en Madrid, con la que colaboro activamente), pude ver de cerca las filas que hacían personas que venían desde muy lejos para recolectar agua ya sea del hospital de Monkole, como de los centros de salud periféricos, ya que en estos lugares se les proporciona acceso y disponibilidad a las personas de agua sana. Es por esto por lo que el impacto del trabajo de las organizaciones no gubernamentales en una comunidad es mucho mayor de lo que se piensa.

La mayoría de los que buscaban agua eran niños y mujeres descalzos, llegando a caminar muchos kilómetros con la jarra o bidón de agua en la cabeza, o en algunos casos en carros.

Kinshasa, República Democrática del Congo - María Ruth Agnoli

No tienen otra opción

Y si seguimos reflexionando la situación se agrava, sobre todo porque en los países donde no hay acceso a agua potable, generalmente tampoco hay servicios de salud gratuitos y en condiciones para la población, por lo que, en caso de enfermarse, tampoco pueden acceder a una cura, llegando en caso graves hasta a morir por carecer de esa agua sana.

Todos tenemos derecho a agua potable, y los gobiernos deben aunar esfuerzos para poder garantizar el acceso a ella. Actualmente aún muchos países del mundo carecen de infraestructuras, o donde pueden haber sido destruidas por efecto de conflictos bélicos o catástrofes naturales. 

También hay lugares del mundo que están a un paso intermedio de esa situación, por ejemplo, en mi último viaje a Burundi pude “padecer” con frecuencia la interrupción en el suministro de agua potable, había días donde no disponíamos de ella, y, si reflexiono que la vivienda donde residía estaba dentro del predio del hospital, esto último hace a la situación más crítica aún, ya que electricidad y agua era interrumpidas con frecuencia también en el hospital, llegando a transcurrir incluso algunos días sin estos servicios.

En mi caso, el viaje fue de muy pocos días, pero no puedo evitar pensar en las personas que viven de esta forma, y en los tantos cooperantes que dejan su comodidad para ir a trabajar y aportar su saber en lugares tan lejanos, arriesgando su vida, muchas veces por ir a lugares con conflictos sociales activos, y/o también viviendo en carne propia el no tener de acceso a servicios básicos como agua y asistencia médica en caso necesario.

Hoy les comparto estas imágenes que tomé hace unos años en Kinshasa, República Democrática del Congo, y que hablan por sí solas, porque es cierto que muchas veces una imagen habla más que mil palabras.

Es bueno detenernos a reflexionar y darnos cuenta de lo afortunados que somos de disponer diariamente de algo tan básico, como es el acceso al agua potable que para gran parte de la población en este año 2025 continúa siendo aún un trabajo diario de supervivencia.

Y como hoy les hablé de la Fundación Amigos de Monkole, los invito a conocerla y aportar de la forma en la que puedan para poder financiar sus proyectos y cambiar la vida de algunos de los niños y mujeres bajo programa en Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo.

Fundación Amigos de Monkole - ¡Conócenos! - Devolviendo sonrisas