“El Mundo y lo Inmundo: protesta visual”
Un Llamado a la Conciencia Colectiva de un grupo de Mujeres Colectivo Cantarina de la Rosa que se resisten a permitir que asesinemos a nuestra madre tierra.
En el vasto lienzo de la existencia, el mundo se presenta como una obra maestra de belleza y diversidad. Desde los majestuosos picos de las montañas hasta las profundidades misteriosas del océano, cada rincón de nuestro planeta cuenta una historia de vida, interconexión y armonía. Sin embargo, en este cuadro vibrante, hay manchas oscuras que nos recuerdan la fragilidad de esta creación. Estas manchas son el resultado de nuestras acciones, un reflejo del "inmundo" que los hombres hemos instaurado sobre la Tierra. Este ensayo es un llamado a despertar la conciencia colectiva sobre nuestra responsabilidad hacia el planeta y la urgente necesidad de restaurar su esplendor.
El mundo es un ecosistema complejo donde cada ser vivo juega un papel crucial. Las plantas purifican el aire, los animales polinizan las flores y los ríos nutren la tierra. Sin embargo, en nuestra búsqueda incesante por el progreso y el desarrollo, hemos olvidado esta interconexión vital. La industrialización desmedida, la deforestación y la contaminación han transformado paisajes que una vez fueron prístinos en desiertos áridos y cuerpos de agua contaminados. Este "inmundo" que hemos creado no solo afecta a la naturaleza, sino que también repercute en nuestras propias vidas. La pérdida de biodiversidad, el cambio climático y la escasez de recursos son consecuencias directas de nuestra desconexión con el mundo natural.
Si observamos detenidamente, podemos ver cómo nuestras acciones se manifiestan en el deterioro del medio ambiente. Las selvas amazónicas, pulmón del planeta, arden mientras nosotros miramos hacia otro lado; los océanos se llenan de plástico, ahogando a especies marinas y afectando nuestra cadena alimentaria. Estas realidades son las manchas negras en nuestra obra maestra colectiva. Cada vez que ignoramos el sufrimiento del planeta, contribuimos a un cuadro distorsionado que oculta su verdadera belleza.
Sin embargo, el arte también tiene el poder de inspirar y transformar. A través de diversas expresiones artísticas en este caso la pintura puede dar voz a los gritos silenciados de la Tierra. Artistas como Ailiin Marcela Soto Ortiz, Silvia Elena Restrepo Rave, María Judith Vélez, Adriana Patiño Espinosa, Luz Elena Botero Fúneme, Luz Adriana Valencia Salazar, Rubiela Palacios, Rubiela Mesa, Jessica Mejía y Julieta Deossa, que ondean la bandera del legado dejado por la artista Envigadeña de Colombia Débora Arango; han utilizado su talento para denunciar la crisis ambiental y despertar conciencias sobre la importancia de cuidar nuestro hogar. Sus obras individuales que gestan la obra conjunta de 1.5 metros de alto por 2.5 metros de ancho en bastidores de lienzo en forma de políptico con 8 piezas, son un espejo que refleja tanto la belleza como el dolor que hemos infligido al planeta. En este sentido, el arte se convierte en un vehículo para reimaginar nuestro futuro y reconstruir nuestra relación con lo natural.
Despertar la conciencia colectiva implica reconocer que cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en esta narrativa. La educación ambiental es fundamental para cultivar una generación que valore y respete su entorno. Desde las aulas hasta las comunidades, debemos fomentar una cultura de sostenibilidad donde se promuevan prácticas responsables hacia el medio ambiente. La participación en movimientos ecologistas y proyectos comunitarios puede ser un punto de partida para revertir los daños causados por generaciones anteriores.
La tecnología también puede ser aliada en esta lucha por restaurar lo perdido. Innovaciones sostenibles desde energías renovables hasta métodos agrícolas ecológicos ofrecen soluciones viables para mitigar nuestro impacto negativo sobre el planeta. Sin embargo, es imperativo que estas tecnologías sean accesibles para todos y se implementen con una visión holística que priorice no solo el beneficio económico sino también la salud del planeta.
La reconciliación con nuestro entorno comienza con un cambio en nuestra percepción: dejar atrás la visión utilitaria del mundo natural y adoptar una perspectiva que lo valore como parte integral de nuestra existencia. Solo así podremos empezar a borrar esas manchas inmundas que ensucian nuestro lienzo colectivo.
En conclusión, el mundo es una obra maestra llena de vida y color; sin embargo, lo inmundo creado por nuestras acciones amenaza su esplendor. Este ensayo es un llamado a despertar nuestra conciencia colectiva sobre la responsabilidad que tenemos hacia nuestro planeta. A través del arte, la educación y la innovación sostenible, podemos comenzar a sanar las heridas infligidas al mundo natural. El futuro está en nuestras manos; es hora de tomar acción para restaurar la belleza del planeta y garantizar un legado sostenible para las generaciones venideras. Que este llamado resuene como un eco en nuestros corazones: cuidemos nuestro hogar antes de que sea demasiado tarde.