Manipula que algo queda
Las inauditas declaraciones de Yolanda Díaz acerca del reciente apagón me impulsan a tocar de nuevo este asunto. Mediante la típica retórica vacía de corte comunista Díaz habla de garantizar el acceso a la electricidad de un modo más justo, de consolidar la soberanía energética española, de un mundo más justo, de nacionalizaciones, etc... El apagón no tiene nada que ver con la justicia sino con la incompetencia y radicalismo ecológico de su gobierno y de sus representantes en Red Eléctrica.
Según ella el apagón justifica que la red eléctrica pase a manos públicas. Ella sabe perfectamente que Red Eléctrica es de control público mediante una participación estatal del 20%, y además porque así lo exige la ley. La presidenta es Corredor, una ex ministra del PSOE, y hay otros 6 socialistas en el consejo de administración.
Díaz sabe bien que la responsabilidad del apagón recae sobre su gobierno puesto que es el que ordena que Red Eléctrica siga criterios políticos e ideológicos en vez de criterios técnicos para la gestión del sistema eléctrico.
Nacionalizar el 80% que el estado no tiene en Red Eléctrica no solucionará nada y tiene un coste prohibitivo, salvo que Díaz esté pensando en una simple confiscación sin contraprestación, cosa impensable salvo en el caso de un marxista. Más preocupante aún sería que pensaran en nacionalizar las compañías eléctricas, lo que nos haría retroceder medio siglo y nos pondría en la senda de los países más pobres y atrasados.
El apagón ha sido consecuencia del empecinamiento del gobierno en que las renovables no hidráulicas representen la mayor parte de la generación de electricidad en España. Que a día de hoy la eólica y la solar aporten más de dos tercios de la generación es una muy mala idea porque hace que el sistema sea inestable y difícil de controlar. El día del apagón, las renovables no estables rozaban el 70% de la generación, lo que dejaba al sistema en un elevado riesgo de caída ante cualquier eventualidad. La propia Red Eléctrica avisó de este riesgo en el informe de gestión que acompaña a las cuentas de 2024.
La eólica y la solar son intermitentes por definición, es decir que su producción es muy variable, muy volátil, lo que no casa bien con la necesidad del sistema de una absoluta estabilidad en torno a los 50 hertzios con el fin de evitar incrementos o decrementos de tensión que pueden hacer que el sistema caiga.
Esta volatilidad hace que el sistema sea inestable, por lo tanto, el peso de estas tecnologías en el mix de generación debe ser muy inferior al que desea el gobierno, probablemente no mayor al 35 o 40%, aunque esto deben decidirlo los técnicos de Red Eléctrica. Lo que es indudable es que con un peso por encima del 60% volveremos a tener apagones. Hay que tirar más de la nuclear y de las centrales de gas porque estas tienen una producción muy estable y predecible y por lo tanto mucho más fácil casar con la demanda.
No obstante, este gobierno hace oídos sordos al conocimiento de los técnicos y expertos y gobierna desde el radicalismo ecologista que le imponen sus socios de extrema izquierda, como SUMAR. Que la superministra Díaz venga ahora con historietas de un mundo más justo para tapar el fracaso y la responsabilidad de su jefe y de Corredor es lamentable. Nos toma a todos por idiotas pero es imposible engañar a todos todo el tiempo.
La iniciativa y la creatividad privada, que no la pública, desarrollarán soluciones para que se pueda aumentar en el futuro el peso de las renovables no estables. Los inversores con respuesta inercial sintética podrían ser una solución pues favorecen la estabilidad de la generación. También se habla de invertir en instalaciones de almacenamiento de energía con una capacidad de 20 MWH, lo que serviría para gestionar y mitigar los picos de generación y tensión que las renovables no estables provocan.
Hay por lo tanto soluciones para que las renovables puedan tener un papel preponderante en la generación de energía eléctrica, pero hasta que no estén disponibles, es una grave irresponsabilidad jugar con el suministro eléctrico con el fin de satisfacer los criterios ideológicos y políticos de los miembros más radicales de la coalición de gobierno.
Lo único que tienen que hacer es, 1) poner los incentivos adecuados al sector privado para que este desarrolle las soluciones que puedan dar estabilidad al sistema eléctrico cuando el peso de la generación renovable no estable sea elevado, y 2) dejar que los técnicos de Red Eléctrica tomen sus propias decisiones en libertad, sin injerencia política. Esta es la forma de no poner en peligro ni el suministro, ni la economía, ni la vida de las personas.
Es lamentable ver que el gobierno no hace autocrítica ni asume sus responsabilidades políticas. Por si esto fuera poco, pretende echarle la culpa a las eléctricas, y escuchamos a los más extremistas de la coalición plantear la nacionalización de todo o parte del sector eléctrico, cosa que hoy en día sólo ocurre en los países más subdesarrollados y menos democráticos del mundo.
Merecemos un gobierno que no mienta y no manipule a la ciudadanía, que asuma sus responsabilidades, que no juegue por motivos ideológicos con algo tan serio como es el suministro eléctrico, y que no aproveche sus propios errores para vendernos soluciones estatistas múltiples veces fracasadas.