González Ruano
César publicó en 1931 un libro sobre Baudelaire que no dejó indiferente a nadie. Como era costumbre en la época, sus amigos le organizaron un banquete en el Círculo de Bellas Artes al que asistieron más de cien invitados, más las habituales adhesiones que allí se leyeron. De forma inopinada. Ruano hizo un discurso incendiario, una apostasía de la izquierda que supuso su inmediata salida de ‘El Heraldo de Madrid’. Juan Pujol, que estaba entre los asistentes, le fichó de inmediato para el derechista ‘Informaciones’. A partir de aquí, y hasta hoy mismo, se convirtió en una figura controvertida.
Resulta penoso que se suprimiera el prestigioso premio periodístico ‘César González Ruano’ y Mapfre suspendiera la publicación de sus obras, a raíz de un lamentable libro que perpetraron hace diez años Sala Rosé y García Planas donde se imaginaban, porque no se probaba nada, las andanzas de Ruano en el París ocupado. Vuelta a lo mismo, cancelar a un autor porque se cuestiona que su moral no encaja con la corrección política imperante. Afortunadamente el genio literario siempre sale a flote y este ha sido de nuevo el caso.