Ciencia, periodismo y política

Gabriele Münter

La primera retrospectiva en España de la Münter en el Thyssen está siendo objeto de una reflexión que va más allá de su indiscutible valor pictórico, se reivindica su papel como ‘artista autónoma’ independientemente de su figura a la sombra de un genio como fue Vasili Kandinsky. Gabriele fue primero alumna y luego pareja de Vasili, se fueron a vivir juntos a Murnau en la época de mayor vigor creativo del moscovita cuando escribió ‘De lo espiritual en el arte’, creó el grupo El Jinete Azul y estableció las bases de la pintura abstracta.

En el excelente catálogo de la exposición impreso por Lucam e Impresos Izquierdo, con gran calidad de papel y  reproducción, todos parecen estar de acuerdo: Münter fue opacada injustamente por ser mujer.  Existe un curioso acuerdo entre los textos de los representantes del Ministerio de Cultura, Comunidad de Madrid, Museo Thyssen y  Fundación Münter de Munich. Tal coincidencia entre tan diversas instituciones hace pensar que la corrección política ha imperado sobre la objetividad histórica. La lectura de los textos, para un lector no informado, llevaría a pensar que la obra de Kandinsky no hubiera existido sin la colaboración de Gabriele. Más me inclino a pensar lo contrario, la convivencia con un pintor de la altura de Kandinsky permitió a la Münter despegar su carrera artística. Ser mujer, en este caso, fue más una ventaja que una desventaja. Es cierto, que después de separarse de Vasili continuó con una brillante carrera artística quizás no debidamente reconocida, pero sus años de formación al lado de Kandinsky, Franc Marc o Paul Klee la conformaron intelectualmente, sin descartar su propia contribución al Jinete Azul.