La fascinación de Jorge Amado
Conocer y compartir con el más importante escritor brasileño del siglo XX y con su querida esposa Zelia Gatai, ha sido una de las experiencias vitales y literarias más interesantes de mi vida.
Mantener largas conversaciones con Amado fue sumamente interesante, porque había una particularidad: aunque él era el mayor de aquella reunión de intelectuales y yo uno de los más jóvenes, pues podíamos tener un diálogo fluido, al igual que con José Saramago, ya que era el único de los noveles asistentes que hablaba portugués.
Amado era uno de los escritores que más expectativas tenía de conocer, pues había leído ocho de sus novelas y me fascinaba la forma ágil, pintoresca y bien construida de su prosa. Entre sus obras más destacadas se encuentran "Gabriela, clavo y canela", "Doña Flor y sus dos maridos", "Mar Muerto", "Capitanes de la arena", "De cómo los turcos descubrieron América", "Navegación de cabotaje” y más de una treintena.
Pero en esos días pude percibir al ser humano, que cada día transitaba el sendero angosto de los pasillos del Ceulaj en Mollina, Málaga, España. Aquel ser humano maravilloso, a quien veía como un abuelo, era en ese momento uno de los más grandes escritores del mundo. José Saramago aseveraba: “En Jorge, el arte de hacerse amar era espontáneo, nunca premeditado”.
Este estupendo escritor me llegó a contar, que fueron muchas veces que terminaba su jornada de trabajo como escritor con los dedos ensangrentados, pues el tecleo de la maquinilla utilizada en esos tiempos le ocasionaba esa lesión. Pero lo hacía, según su confesión, para evitar que la historia de los personajes se le escapara, y comentaba que: “cuando aquellos cobran vida propia hay que dejarlos hacer, porque no hay forma humana de evitar que cumplan su destino".
Jorge Amado fue una vez militante comunista, lo que le causó hasta el exilio, pero al momento de su muerte renegaba totalmente de esa condición, al considerar que “todas las sectas, todas las ideologías estrictas y sectarias se vuelven contra uno mismo cuando se cuestionan” y reconocía que los ideales del hombre deben desarrollarse en la democracia.
De esta forma, hacia una reivindicación corrigiendo el camino que había emprendido en un momento de su existencia, y con motivo de su desengaño político se convirtió en uno de los más radicales opositores de todo aquello que una vez defendió con tanta vehemencia, llegando a aseverar que "las ideologías son una porquería que nos han conducido a cosas terribles".
La palabra, el gesto, su literatura y sobre todo su vida constituyen una lección magistral de humanismo y sencillez, ofreciendo como legado su propia experiencia de que estar aliado del pueblo transmitiéndole esperanzas será siempre un compromiso supremo de todo escritor. "Toda mi obra literaria tiene una cierta unidad, que proviene de mi posición frente a los problemas del pueblo brasileño, y que fue siempre la posición de los que están al lado de los pobres, de los desheredados, de los desposeídos, de los maltratados".
Hoy descansa en el jardín de su casa, bajo la sombra de su árbol predilecto, con la enorme satisfacción de haber vivido una existencia plena. Como expresó el ex presidente de Francia, Jacques Chirac: “El mundo de las letras pierde con Jorge Amado un escritor de gran talento y un hombre comprometido. En él, la vida y los libros se responden en un mismo combate, el de la libertad y dignidad de todos los hombres"