Orbayada

El día de la liberación

Bajo el lema: América First ,Trump ha iniciado su particular día de La Liberación, una cruzada arancelaria a la que el Wall Street Jornal ha aludido como la “más estúpida de la historia”. De primeras, da la impresión de que se ha equivocado porque en Estados Unidos ese día, el Juneteenth, se conmemora el fin de la esclavitud; por lo que más parece que lejos hacerle sombra al presidente Abraham Lincoln quiera hacérsela a Thomas Jefferson cuando anunció la declaración de independencia de las trece colonias.

Trump quiere su propio día feriado y ha anunciado para hoy, el 2 de abril , la aplicación de una batería de aranceles de entre el 10% y el 25% contra todo lo que considera un gravamen injusto o una barrera comercial para EEUU. A los europeos nos va a tocar muy de cerca porque considera un arancel al Impuesto sobre el Valor Añadido y no acaba de entender que su objetivo es garantizar que empresas nacionales y extranjeras paguen los mismos impuestos al vender en el mercado nacional. Todavía no se tiene idea cierta de a qué productos afectarán los nuevos aranceles ni siquiera los países que los sufrirán, lo que sí se sabe es que la política arancelaria de Trump ha contribuido a la caída de las Bolsas, y ha disparado la incertidumbre e inseguridad jurídica.    

Lo que dice pretender con esa agresiva política arancelaria es reequilibrar a capón el déficit comercial de los Estados Unidos, reindustrializar el país y compensar con su recaudación los masivos recortes fiscales que ha prometido. Sin embargo, casi todas las entidades financieras coinciden en la perversidad del instrumento y en que no ayudará a conseguir el nuevo sueño americano: Make America Great Again conviniendo en que solo logrará subir la inflación, rebajar el PIB, aumentar el desempleo y ahuyentar las inversiones. 

Trump ha impuesto aranceles a China, Méjico, Canadá y mantiene en el punto de mira a la UE y a otras regiones. No todos los aranceles tienen el mismo sentido: algunos son coercitivos, instrumentos de chantaje para forzar decisiones políticas como los de China, Rusia o Colombia; otros comerciales para defender su propia industria. Las respuestas no se han hecho esperar: China ha gravado con un 15% a varios productos estadounidenses y ha acusado a Washington de violar las normas de la Organización Mundial del Comercio; México espera tener un trato diferencial apoyándose en la orden ejecutiva de Trump que anuncia privilegios para los automóviles con “contenido de los EEUU”. Por lo que hace a Canadá, su primer ministro los calificó como un “ataque directo” y, de momento, ha advertido que aplicará aranceles a productos de acero, aluminio y de consumo estadounidenses. 

Estos países no son los únicos damnificados. Para saber quiénes son sus candidatos basta con empezar por los socios con mayor déficit comercial con los Estados Unidos (China, UE, México, Vietnam, Irlanda, Alemania, Taiwán y Japón) y detenerse en los productos que más importa (coches, petróleo crudo, equipos de transmisión, ordenadores, vehículos de motor, medicamentos, vacunas, petróleo refinado piezas de máquinas de oficina e instrumentos médicos) Para abrir boca ya ha empezado con aplicar un 25% sobre los automóviles, el acero y el aluminio.

Así las cosas, las relaciones con la Unión Europea se han vuelto hostiles y agrias tanto en el discurso como en las formas. No se trata de desencuentros puntuales, se trata de que Europa ha dejado de ser un socio preferente: “débiles, aprovechados, morosos, parasitarios”, eso es lo que somos ahora para Trump. Tampoco son solo palabras, la agenda política de la Casa Blanca es prueba evidente de ello. A falta de las nuevas medidas en pocas semanas ha anunciado o introducido aranceles a productos europeos clave y cuestiona la validez de los tratados como el acuerdo comercial con la Unión Europea. Para Trump, Europa es una carga, un interlocutor viejuno y acomodado que debe acatar las nuevas reglas del juego: subordinación a Washington. La UE se está preparando para el envite. No se lo va a poner fácil. 

Europa está tomando medidas para acelerar su autonomía estratégica, garantizar su independencia financiera y evitar la fragmentación de los mercados De momento, la UE ha identificado cinco sectores que pudieran ser blanco de los aranceles: automoción y farmacéutico, (donde todos los intentos de acercar posturas con Trump han fracasado) metal, madera y semiconductores y está preparando su respuesta con aranceles por importe de veintiséis mil millones de euros que se replanteará conforme se vayan conociendo las nuevas medidas. Como ya ocurrió en el primer mandato de Trump, la UE gravará las motocicletas, el bourbon y las embarcaciones, entre otros bienes. Habrá más.

Además, la UE deberá conseguir nuevos socios comerciales y reenfocar su relación con China en busca de acuerdos en condiciones de igualdad y una apertura simétrica de los mercados. Y China no es un socio fácil porque, con política blanda o sin ella, tiene unos objetivos comerciales muy claros que pueden provocar injerencias. 

Sin duda España también se verá afectada. El sector automotriz, que constituye el 10% del PIB español, será uno de los más perjudicados. También el acero, porque somos el décimo país que más acero les exporta. El tercer sector impactado es el de la alimentación porque EEUU es el primer destino para los alimentos y bebidas españoles fuera de Europa y su séptimo socio comercial Sin embargo, según un estudio elaborado por el BBVA Research en enero de este año, el impacto directo será “limitado” dada nuestra relativa menor exposición comercial respecto al resto de los países de la UE y teniendo en cuenta que las exportaciones de bienes a EEUU representaron un 1,3% del PIB en 2023 y el 5% del total de las ventas de bienes realizadas al exterior. El mismo informe también advierte de regiones, sectores y empresas que pueden verse particularmente afectadas, como los bienes de equipo (los activos productivos de la industria manufacturera) o la alimentación, especialmente el aceite de oliva. Por regiones, la Comunidad Valenciana, Andalucía y País Vasco son las más expuestas ya que destinan entre el 8% y el 9% de sus exportaciones a Estados Unidos.

Por último, un consejo: cuando nos toque ser recibidos por los americanos quizá sea el momento de recordar a Washington, aunque sea en voz bajita, que España ayudó a los ciudadanos de las trece colonias con dinero, armas, munición, mantas, vestuario y ayuda militar directa y que, en palabras de George Washington, sin la ayuda de España no hubiera sido posible su triunfo. También podríamos recordarle que el español es la segunda lengua hablada por más de cincuenta y siete millones de americanos; y, por último, recordarles nuestra posición estratégica en el eje Baleares, Gibraltar y Canarias y las bases de Morón y Rota que albergamos. En definitiva, que somos y podemos ser un valor útil en alza A lo mejor con eso conseguimos hacer algún mérito y subimos de escalafón en sus preferencias.

Esta noche se sabrán las medidas, que Dios nos coja confesados