El destino de los "Fabrilo"
Los hermanos Julio y Francisco Aparici Pascual, nacidos en Ruzafa (Valencia), 1-11-1866, y 17-6-1868, respectivamente, ambos se apodaron “Fabrilo”, Julio como matador de toros y Francisco como novillero.
Desde muy pequeños se dedicaban a jugar al toro, actividad infantil de cualquier chiquillo de aquella época, motivados por la ilusión de llegar algún día a grandes toreros, aunque ese gusanillo también lo llevaban dentro, ya que su padre fue un modesto novillero, llamado Salvador Aparici “Fabrilito”.
Siempre iban juntos los dos hermanos a las tientas y capeas, en algunas de ellas participaron de becerristas durante los años 1886 y 1887, aprendiendo el oficio de torero como se hacía entonces, con sufrimiento, fatigas, andando largos caminos de pueblo en pueblo, hambrientos y desaliñados.
Julio, por fin consigue torear por primera vez en Valencia, destacándose aquel día por su valor temerario, también por otras sonadas actuaciones posteriores, los aficionados valencianos lo hacen su novillero predilecto.
Tenía una personalidad muy acentuada, eficaz y resolutiva en los tres tercios de la lidia, aunque a veces ignoraba los secretos del toreo, pecaba de ser demasiado flexible en los movimientos, restándole armonía cuando ejecutaba los lances. Pero nunca le mermó su buena fama por las regiones de Levante, Aragón, Cataluña y sur de Francia, no tanto por Andalucía y Madrid, al que los madrileños le tildaron como un novillero de segunda fila.
Fue un diestro de arrojo contrastado, se codeó con las figuras de la época: “El Gordito”, “Guerrita” o “Cuatrodedos”, incluso en alguna ocasión estuvo de banderillero con el granadino “Frascuelo”, al que le unía gran amistad. Se doctoró en Valencia de manos de “El Gordito” el 14-10-1888, después de no hacerlo un mes antes en Madrid debido a la suspensión por lluvia.
Siguió toreando varios años sobrado de triunfos en las plazas más importantes españolas, anunciado en los mejores carteles, situándose entre los más favoritos del escalafón.
Pero desgraciadamente el 30-5-1897, sufrió una fatal cogida en Valencia banderilleando al toro “Lengüeto”, del ganadero Manuel de la Cámara, cárdeno, salpicado y grande (mató dos caballos de picar), día que alternaba con Antonio Reverte, segándole la vida al valiente torero valenciano, sobrado de amor propio y grandes facultades, por la certera cornada que le infirió su enemigo.
Julio fue un diestro que se distinguía por su estilo, elegancia y gusto en el vestir, causando admiración en el público por los bonitos trajes de luces que se ponía, además de la simpatía que derramaba. Por estos detalles, junto a la rápida conexión con los tendidos, o de los improvisados desplantes temerarios ante los toros, sus paisanos lo acogieron como un ídolo de la ciudad del Turia, sin dejar de tener sus metas claras.
Su hermano Francisco, que el día de la nefasta tragedia iba de banderillero en su cuadrilla, fue quien le hizo el quite a “Lengüeto”, que no obedeció, también sería quien heredó el traje de luces, grana y oro, que llevaba puesto su hermano aquella aciaga tarde, al que le hizo un orificio el cuerno del animal en la taleguilla, situado en la cara anterior de la parte superior del muslo derecho.
Inexplicable es el caso que, Francisco sufrió otra cornada mortal en Valencia dos años después, 30-4-1899, entrando a matar, por el novillo “Corucho” de Pablo Romero, negro, grande y astifino, fue mal picado y peor banderilleado, justamente en la misma plaza, en los mismos terrenos, misma hora, mismo vestido de su difunto hermano como queda dicho antes y, hasta el mismo orificio que tenía zurcido donde le penetró el pitón. ¿Destino?, ¿Coincidencia?, ¿Casualidad?, ¿Mala suerte?, ¿…?
El infortunado Francisco, fue un novillero de gran pundonor y valeroso, pero a veces poco resolutivo. Actuó con los novilleros más punteros de su tiempo, como: Piñero, Gavira, Olmedo, Valentín o Currito. Con anterioridad de apodarse Fabrilo, se llamó El Zeme, Alegrito y Fabrilo II.
Diremos que ambos toreros malogrados, tuvieron otros dos hermanos dedicados a los toros, Rafael fue picador y Salvador “Fabrilito” novillero, pero no destacaron en la profesión, retirándose de la misma debido a las tragedias de sus dos hermanos.