Un demócrata llamado Felipe González
La democracia tiene solamente una vertiente. Y por eso es sorprendente que en pleno siglo XXI tengamos que seguir insistiendo en estos claros matices que no tienen discusión. Felipe González en el programa El Hormiguero dejó claras las posturas que conculcan qué es la democracia. Y por esa razón en momentos convulsos y confusos confiamos en un expresidente del Gobierno de España que se atreve a decir simplemente lo que piensa. Un político que se atreve a hablar con absoluta claridad sobre aspectos políticos hirientes. Aspectos que perjudican gravemente a España y a los españoles. El expresidente Felipe González y Pablo Motos dialogaron y arrasaron. Porque fueron millones los españoles interesados en escuchar cuanto decían. Felipe González es un estadista. Ayer lo demostró de nuevo cuando matizó aspectos fundamentales. Y, en esta ocasión, fue crítico con un gobierno socialista que no sigue un trayecto definido, que se va por las ramas y que deja que los que pretenden destruir España sean quienes dirigen los destinos. Habló claro de Bildu y también de Puigdemont. Dijo cosas tan importantes como que no se puede gobernar construyendo muros y explicó los matices necesarios para entender con claridad sus argumentos.
Felipe González fue rotundo y definitivo. Quienes pudimos escucharlo sabemos que dentro de él vibra y germina la verdadera democracia, esa que no tiene paliativos y que no necesita adjetivos que califiquen. Habló de Trump, de Putin y de la China comunista que conoció. Habló largo y tendido de libertad, de responsabilidad y de política. Pidió a los políticos en escena tregua para los insultos, y manifestó su disconformidad con la falta de diálogo en el Congreso de los Diputados.
Felipe González es un resorte vivo, un eje fundamental para nuestra democracia. Clarificó este instante confuso y evocó la mejor de todas las reflexiones del político honesto. Habló de Pedro y dejó preocupados a muchos españoles. Dijo claramente que Maduro es un dictador, un tirano y un sátrapa. Aseguró que algunos de los actuales dictadores americanos eran incluso peores que Somoza. Y que las dictaduras no tienen color político, son simplemente dictaduras. Sin matices, ni remiendos, ni compadreos tonificantes. Aseguró que los palestinos tienen dos frentes abiertos, uno es Netanyahu y el otro es Hamás, ese grupo terrorista que pone de escudo a los palestinos. Aseguró que no es simpatizante del PSOE, que, de momento, es solamente militante. Aseguró que dice lo que piensa y que por eso es libre. Menos mal que los españoles tenemos políticos socialistas e íntegros que creen en la democracia. Políticos que no desean que la sociedad se polarice. Políticos que piensan que el gobierno no ha aclarado lo sucedido en el apagón. Que saben y afirman que la sociedad se está cansando de tanto incompetente... Habló de centralidad y entendimiento. Afirmó que la Constitución española no es militante. Habló de Podemos y de Sumar dijo que siempre restaba. Su diálogo fue fluido y necesario para que los españoles tengamos espacios para poder reflexionar.