El cine español y “La infiltrada”
Cuando María Luisa Gutiérrez, productora de la película “La infiltrada”- que contaba con 13 nominaciones a los “Premios Goya”- salió a recoger el que compartía “ex aequo” con esa otra película titulada “El 47” se forjó todo un alarde de realidad; y por eso se atrevió a ofrecer un contundente y estremecedor discurso que seguramente sorprendió a muchos de los asiduos asistentes a la gala. Porque, la mayoría de esos invitados - casi todos subvencionados - ya estaban acostumbrados a que en la susodicha gala solamente se le diera pábulo y coba al gobierno sanchista que los ha mimado. Por lo tanto, no entendieron y tampoco compartieron el revuelo silencioso de que alguno de los presentes se atreviera a hablar con absoluta claridad llamándole “al pan, pan y al vino, vino”. María Luisa Gutiérrez ofreció una película que realmente interesa a los españoles y que recaudará lo que tiene que recaudar, estoy seguro. Porque “La infiltrada” es una película importante, interesante y legítima. Habló con claridad de su película “La infiltrada” y dedicó su valioso premio a las víctimas del terrorismo de ETA. Lo dedicó con valentía y con sosiego. Lo dedicó sin estridencias, porque dejó que se notase y se palpase la angustia que para los españoles sigue teniendo el terrorismo que diezmo injustamente tantas vidas a lo largo de años de democracia.
María Luisa Gutiérrez es muy valiente, y demostró que lo era cuando dijo con mucha claridad lo que muchísimos españoles pensamos de La ETA. Se mostró a favor de que la “Ley de la Memoria Histórica” incluyera también todo ese desaguisado que culminó con más de 1.000 asesinatos y que ahora parece que el gobierno de Sánchez desea tapar, olvidar e incluso perdonar.
Estoy de acuerdo con ella. Pues todo ese recuerdo es parte de nuestra historia más triste y más reciente. Ofreció su gratitud a la familia Ordóñez, pero también a todas las víctimas del terrorismo. Destacó la importancia que tiene no olvidar lo sucedido y de que forme parte de esa memoria que para otros asuntos preconiza el gobierno. Hizo hincapié en el valor de la agente infiltrada, en su realidad y en su actitud decidida y valiente; ya que fue imprescindible para desarticular el Comando Donosti.
Sus palabras resonaron y se difundieron en la sala en la que estaba el presidente del gobierno, sin que el presidente se hubiera imaginado que alguien de entre los escogidos se atrevería a decir todo eso ¡Eran los del cine! ¡Coño, eran los del cine! Estaban muchos de los que suelen venderse por un plato de lentejas… Eran los minados por las políticas sanchistas... Porque en la gala del cine nunca le habían incomodado y tampoco le habían dicho cosas como esas, ya que si se atrevieran a hacerlo, ya saben lo que pasa: se acabarían las subvenciones, las complicidades y las demás prebendas…
“La infiltrada” ganó ese “Premio Goya” porque merecía ganarlo. Y María Luisa Gutiérrez afirmó lo que había costado rodar esa película y aseguró que se puede hacer un cine de mucha calidad con presupuestos ajustados.
Fue sin duda el gran discurso de los “Premios Goya”. El discurso necesario y valiente que incomodó a Sánchez y a sus ministros, porque, no olvidemos, que gobiernan y se mantienen en el gobierno con la ayuda de Bildu, es decir, con la ayuda de los descendientes directos de los asesinos de ETA. Sin ellos no gobernarían.
¡Vivan los valientes! Los que se atreven a decir las cosas como son y los que se muestran ante los demás a pecho descubierto.
Y digo esto cuando todos sabemos que la gala de los Goya había tomado, durante los últimos años, derivas preocupantes a cambio de subvenciones. De subvenciones a películas que no interesan a nadie, porque nadie va a verlas. Películas que se hacen a costa de los impuestos de todos los españoles.