Carabanchel. Entre lo moderno y lo ancestral
Hace unas semanas el pintor Santiago Serrano ofreció (en la recientemente estrenada sala Marquesa Gallery del populoso barrio de Carabanchel) una charla-coloquio que sirvió de prolongación y complemento a la muestra inaugurada, en dicho espacio, el pasado mes de octubre y que se podrá admirar hasta principios de 2025. Serrano (uno de los señeros pintores de la escena abstracta española de los años 70 del pasado siglo) ha rebasado el primer cuarto de la actual centuria, siempre dentro de su compromiso artístico, entrelazando lo conceptual y lo abstracto. En estas creaciones, el pintor, se acerca a su producción con lo moderno asido por la mano que sujeta el pincel y con los cimientos de sus motivaciones creadoras basados en referencias ancestrales en la otra. Conjunción esta, que genera que la geometría y el cromatismo variado avancen acompasadamente en las obras que nos ofrece en su exposición y, por añadidura, en su amplísima trayectoria artística. Siempre es satisfactorio conocer de los artistas sus motores, y lo es aún más, observarlos en creadores veteranos que podrían dormirse en los laureles de lo conocido y lo rentable, despreciando el riesgo.
El “quid” de la cuestión de la disertación del pintor sobre sus creaciones, se reveló al referirse este a la contemplación de unas pinturas (en una visita del toledano a tierras del Nilo hace un puñado de años) que, desde hace milenios, adornan los muros de la tumba del faraón Merenthap en Egipto. En ellas, el pintor de la época había plasmado la imagen de dos triángulos que, al unirse por uno de sus vértices, había abierto en la imaginación artística de Serrano una amplia posibilidad de combinaciones (“Fundamentos” en la propia definición del artista español), las cuales le habrían servido como piedra de toque para desarrollar sus nuevas creaciones. Obviamente algo así nos da que pensar; porque de esta forma queda claro que las motivaciones del artista antiquísimo y del actual (que en algún momento también será modernamente antiguo) son exactas y que, simplemente, éstas se adaptan al momento y la circunstancia, quedando patentemente claro que: en el presente siempre está el pasado y que nos movemos en un bucle infinito.
Y esto me lleva a hacerme otra pregunta: ¿por qué el impulso del arte ha saltado las riberas del Manzanares y se ha aposentado en Carabanchel y zonas colindantes? ¿es cierto y verdad que esto ha acontecido en los últimos lustros? o ¿no es más cierto? que ya estaba ahí y nunca se ha marchado. Y con esta afirmación no me refiero solo a “El Matadero”, faro de cultura que atrae todo tipo de manifestaciones artísticas que se salen de los cánones oficiales, ni a los palacios de la realeza y la nobleza que se construyeron a principios del Siglo XIX. Mi teoría se basa en un hecho: si el arte llama al arte, y todo es un bucle perfecto, mi apuesta es que algo tiene que haber en una tierra, en un solar (Carabanchel Bajo), donde estuvo la “Quinta del Sordo” de Goya, que fue donde (ya en plena decadencia física y en absoluta plenitud creadora) el de Fuendetodos, en esas “Pinturas Negras” adheridas a los muros de la finca, inventó el Expresionismo pictórico, dio el primer paso para la abstracción y creó la pintura moderna. Muy posiblemente movido por sinfonías atávicas que, estando allí desde siempre, inspiraron al genio aragonés y que ahora vuelven a manifestarse.