Dolce Positano lleva el sabor y el encanto de la Costa Amalfitana al corazón de Madrid
La capital suma un nuevo destino gastronómico que promete convertirse en parada obligada para los amantes de la auténtica cocina italiana. Dolce Positano, inaugurado a principios de septiembre en el Paseo del Pintor Rosales, 52, transporta a los comensales a la Costa Amalfitana sin salir de Madrid.
Con una cuidada carta, un espacio que evoca el eterno verano mediterráneo y el sello personal de dos chefs con trayectoria internacional, este restaurante se perfila como uno de los estrenos más destacados del otoño gastronómico madrileño.
Una historia de amistad, raíces y sueños compartidos
Detrás de Dolce Positano hay una historia de pasión y oficio. Su creador, Roberto Castellano, napolitano y maestro pizzaiolo, ha pasado por algunos de los templos gastronómicos de Nápoles como Vincenzo Bellavia o Sorbillo. En Madrid, su talento brilló en Bel Mondo y Baldoria, donde contribuyó a situar la pizzería entre las mejores de Europa y del mundo.
En Baldoria conoció a Alessandro Giovannelli, chef romano con quien comparte hoy este nuevo proyecto. Juntos han creado un concepto que combina tradición, innovación y emoción: “un restaurante que no solo sirve comida, sino recuerdos”, en palabras de Castellano.
Tradición italiana con un toque de innovación
La carta de Dolce Positano es una declaración de amor a Italia y a su cultura gastronómica. Los limones de Amalfi, presentes en distintas texturas, marcan la identidad de muchos platos. Entre los imprescindibles destacan el Facc o ricottar, el conejo a la ischitana, la bella mbriana o el babà pie, una reinterpretación del clásico postre napolitano.
La bodega, con un 80% de vinos italianos, ha sido cuidadosamente seleccionada para acompañar cada propuesta, mientras que la coctelería mediterránea invita a disfrutar de un aperitivo o de una sobremesa al estilo de la dolce vita.
Un rincón de Positano en el corazón de Madrid
El espacio de Dolce Positano combina elegancia y calidez con una atmósfera que recuerda a los chiringuitos elegantes de la costa italiana. Frescos decorativos, detalles artesanales y una paleta cromática inspirada en el mar crean un ambiente relajado y luminoso.
Con aforo para 103 comensales, el restaurante dispone de terraza, barra y salón, adaptándose a diferentes momentos del día: desde un aperitivo informal hasta una cena especial. Cada rincón está pensado para que el visitante se sienta de viaje, entre los aromas de la albahaca, el limón y el mar Tirreno.
Una oda a la dolce vita en Madrid
Más que un restaurante, Dolce Positano es una experiencia sensorial. Su propuesta celebra la constancia, el afecto y la hospitalidad italiana, transformando cada plato en un gesto de amor hacia la cocina y hacia quienes la disfrutan.
“Queremos que quien venga aquí no solo coma bien, sino que sienta algo especial”, afirma Castellano. Y eso es, precisamente, lo que Dolce Positano logra: capturar la esencia de la dolce vita y traerla al corazón de Madrid.