Hoy conocemos más de Francisco José Martínez Morán, un alcalaíno premio Francisco Brines
Buenos días, amigos de Visibilidad, el gran reto, y lectores de El Diario de Madrid. Esta mañana el café matinal promete ser de máximo interés. Me acompaña Francisco José Martínez Morán, un hombre joven que escribe de forma admirable, muy premiado, y situado en la actualidad en un estatus de admiración muy alto en el sector de la literatura española. Un poeta que representa un gran orgullo para Alcalá de Henares. Ya tenemos dos tazas del buen estimulante, muy caliente, humeante y con un aroma que seduce para mantener una charla muy agradable. Buenos días, Francisco José:
¿Cómo comienza en tu juventud la inquietud que te ha llevado a ser el escritor que eres hoy en día? ¿Qué trabajos has realizado en la Universidad de Alcalá de Henares?
Buenos días, Luis. Muchas gracias por tu invitación. Llevo toda la vida escribiendo, no recuerdo con exactitud cuándo comencé. Pero creo que tuve conciencia de que quería dedicarme a esto con toda la decisión del mundo en 1997. ¡Cuánto ha llovido ya!
La Universidad de Alcalá es mi casa: allí estudié Filología Hispánica, impartí clases en esos mismos estudios, en la Escuela de Escritura, en la Universidad para los Mayores, fui investigador del Centro de Estudios Cervantinos, colaboré aquí y allá… Recientemente participé en la conmemoración del vigésimo quinto aniversario de la declaración de Patrimonio Mundial con un poema imposible y en la actualidad dirijo la colección de poesía De luz, piedra y espejo en su servicio editorial.
¿Las experiencias vividas como profesor te llevaron a escribir libros, o esa faceta tuya proviene más del estudio que de la enseñanza?
Qué gran pregunta. Sin duda, de las clases, en todo nivel, he sacado enseñanzas muy poderosas para mi vida y, por ende, para mis letras. No podría hacer una distinción. No la hay, creo yo. Soy un todo que trata de escribir su vida en trescientos sesenta grados.
¿Qué género literario de los que escribes te hace sentir más conforme, más pleno?
La poesía, sin duda. Es en ese terreno donde tengo ya, mal que bien, todas las herramientas necesarias para expresarme.
¿Sabes cuántos libros propios tienes publicados a fecha de hoy?
Sé que esto suena envanecido, pero no llevo la cuenta… siempre tengo que detenerme un poco a pensarlo… Unos diez, alguno más de diez.
¿Puedes destacar tu obra más significativa, la que ha combinado la satisfacción personal con la mejor acogida por los lectores?
Creo que no podría destacar una en particular. Pero estoy muy contento con la última Fábula del fragmento: creo que es la que mejor refleja ahora mismo mis intereses de escritura y, además, la que resume con más claridad el poeta que hasta aquí he sido.
¿Con qué autor clásico te hubiera gustado compartir época y haber podido conversar?
No lo dudo ni una décima de segundo: con Franz Kafka.
Pensando en los tiempos actuales, ¿Cómo ves la enorme publicación de libros de estos momentos? ¿Consideras oportuna la masificación de textos y observas calidad literaria en todos ellos?
La democratización de la palabra es siempre una buena noticia. No obstante, yo observo que se lee poco; y no solo en los ámbitos en que habitualmente se pone el foco (centros educativos, adolescentes, etc.), sino también en ámbitos culturales y literarios. En eso, en ese acusado ombliguismo de no pocos autores, sí que percibo un desfase un tanto preocupante.
Los escritores que no están en la cadena comercial de las dos plataformas que dominan el mercado del libro, ¿pueden llegar a ser conocidos si escriben un gran libro, una gran historia con calidad literaria?
Ojalá. Quiero pensar que, a pesar de todo (o precisamente por los obstáculos que encuentra a cada paso) la gran literatura se abre camino siempre.
Se ha pasado el tiempo muy rápido conversando con Francisco José Martínez Morán. Muy interesante toda la aportación que ha realizado con sus respuestas. Debemos despedirnos, pero será hasta muy pronto. Un abrazo muy grande, Francisco José, y para los seguidores de Visibilidad, el gran reto, y lectores de El Diario de Madrid, abrazos que unen y embelesan.