El viaje de Sánchez a China: acuerdos estratégicos, revés de Estados Unidos y el difícil equilibrio entre superpotencias
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha completado una visita oficial a China en un momento crítico para la política internacional. En plena guerra comercial entre Estados Unidos y China, el viaje ha desencadenado importantes acuerdos bilaterales, pero también un significativo revés diplomático por parte de Washington, que amenaza con alterar la estrategia internacional de España.
Un contexto internacional convulso
La visita se produjo en un momento de creciente tensión geopolítica. Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, ha reactivado una política de presión económica a través de aranceles globales, dirigidos especialmente contra China y la Unión Europea. Estas medidas han sido respondidas por Pekín con contramedidas igualmente agresivas, elevando gravámenes a productos estadounidenses.
En este contexto, Europa ha intentado mantener un papel equilibrado, sin alinearse abiertamente con ninguno de los dos bloques. La Comisión Europea ya había manifestado su intención de reforzar los lazos comerciales con China, en un intento por evitar una excesiva dependencia de Estados Unidos. El viaje de Pedro Sánchez a Pekín se inscribe en esa lógica, pero ha tenido repercusiones inmediatas más allá de lo previsto.
Objetivos de la visita y acuerdos alcanzados
Pedro Sánchez viajó a China para conmemorar los 20 años de la Asociación Estratégica Integral entre ambos países, pero también con el objetivo de reforzar los lazos económicos, abrir nuevos mercados a los productos españoles y atraer inversiones chinas a sectores estratégicos.
Durante su visita, se firmaron siete acuerdos bilaterales en materias clave:
- Apertura del mercado chino a más productos agroalimentarios españoles, especialmente subproductos del cerdo y cerezas, estos últimos autorizados por primera vez.
- Eliminación de barreras técnicas y sanitarias para productos farmacéuticos, sanitarios y cosméticos mediante un grupo de trabajo bilateral.
- Refuerzo de la cooperación científica y tecnológica, con protagonismo del CDTI y el sincrotrón ALBA en proyectos conjuntos con instituciones chinas.
- Acuerdos educativos y lingüísticos, para fomentar intercambios de estudiantes y profesores, y la enseñanza mutua del español y el chino.
- Convenios culturales y cinematográficos, que incluyen coproducciones audiovisuales y participación conjunta en festivales.
Además, el presidente mantuvo un encuentro empresarial con representantes de grandes compañías chinas de los sectores de automoción eléctrica, baterías y energías renovables, interesadas en invertir en España.
El Gobierno español valoró muy positivamente el viaje, destacando la apertura de oportunidades para la economía nacional, la mejora del acceso a un mercado prioritario como el chino y la intención de diversificar alianzas comerciales en un contexto de alta incertidumbre global.
La reacción de China: respaldo total a España
El recibimiento del presidente español por parte del Gobierno chino fue cálido y cargado de simbolismo. El presidente Xi Jinping subrayó la importancia de mantener relaciones estables y constructivas con España en un momento de gran turbulencia internacional. También expresó su interés en que España se convierta en un socio preferente en Europa, reforzando así el papel de nuestro país como interlocutor con peso dentro de la UE.
China interpretó la visita como una muestra de confianza mutua, en un momento en el que otros líderes europeos habían evitado desplazamientos oficiales a Pekín por temor a represalias estadounidenses. La diplomacia china destacó la valentía y la visión estratégica de España al mantener una relación independiente con ambos bloques globales.
El malestar de Washington y sus consecuencias
El viaje, sin embargo, no fue bien recibido en Estados Unidos. Apenas unos días después de la visita de Sánchez a Pekín, el Departamento de Transporte estadounidense retiró su apoyo al proyecto ferroviario de alta velocidad entre Dallas y Houston, en el que Renfe tenía un papel protagonista como operador. Este contrato, firmado en 2019, suponía para la empresa pública española una oportunidad de ingresos cercana a los 6.000 millones de dólares hasta 2042.
La cancelación oficial se justificó por el incremento de costes del proyecto, pero su coincidencia con la visita a China y el lenguaje utilizado en el comunicado dejaron entrever una clara señal de desaprobación por parte de la Administración estadounidense.
Además, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, publicó un comunicado tras reunirse con el ministro de Economía español, Carlos Cuerpo, en el que exigía a España:
- Un incremento del gasto en Defensa, en línea con los compromisos adquiridos por los países miembros de la OTAN.
- La eliminación del impuesto a los servicios digitales, conocido como tasa Google, por considerarlo discriminatorio hacia empresas estadounidenses.
Estas exigencias no fueron nuevas, pero su reiteración pública tras el viaje a China supuso una especie de advertencia diplomática sobre las consecuencias de alejarse del eje transatlántico. La visita de Carlos Cuerpo a Washington, posterior al viaje de Sánchez a Asia, fue interpretada por algunos sectores políticos como un intento de calmar las aguas y reconducir la relación.
Posicionamiento del Gobierno y respuesta de la oposición
Desde el Ejecutivo se ha mantenido que el viaje a China fue plenamente coherente con la política exterior de España, alineada con la estrategia europea de autonomía estratégica. Moncloa insiste en que mantener relaciones económicas sólidas con China no es incompatible con la alianza con Estados Unidos, y que el diálogo con ambos actores es esencial para la estabilidad y el desarrollo global.
Sin embargo, la oposición, especialmente desde el Partido Popular, ha criticado duramente la visita. Se ha acusado al Gobierno de “poner en riesgo” las relaciones con Estados Unidos y de actuar de manera unilateral, sin el respaldo explícito de Bruselas. La cancelación del proyecto de Renfe en Texas ha sido presentada como prueba del coste de la imprudencia diplomática.
En el ámbito económico, empresarios del sector agroalimentario han valorado muy positivamente los acuerdos alcanzados con China, por el enorme potencial exportador que representan. Lo mismo ocurre con sectores tecnológicos e industriales que podrían beneficiarse de inversiones chinas en territorio español. Por el contrario, la incertidumbre en las relaciones con Estados Unidos genera preocupación en ámbitos empresariales con fuerte presencia en el mercado norteamericano.
Impacto internacional y futuro diplomático
La visita de Sánchez ha tenido una gran repercusión en el plano internacional. China ha reforzado su percepción de España como socio estratégico fiable dentro de Europa. Estados Unidos, en cambio, ha lanzado un mensaje claro a sus aliados: cualquier desvío del alineamiento tradicional puede tener consecuencias económicas y diplomáticas inmediatas.
Para España, el reto ahora es mantener un delicado equilibrio diplomático. El país aspira a consolidar su papel como puente entre Asia y Occidente, diversificando sus relaciones sin romper los compromisos con sus aliados tradicionales. Con la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea en el horizonte, España tendrá la oportunidad de liderar el debate sobre las relaciones UE-China y UE-EE.UU., y de impulsar una política exterior europea más autónoma y cohesionada.
Cobertura mediática: narrativas contrapuestas
En el ámbito informativo, el viaje ha provocado un notable contraste en la cobertura mediática nacional. Mientras algunos medios han resaltado los avances comerciales, el valor estratégico de los acuerdos y el liderazgo internacional mostrado por Sánchez, otros han puesto el foco en el coste diplomático y han interpretado la reacción de Estados Unidos como un fracaso de la política exterior del Gobierno.
Este contraste también ha estado presente en medios internacionales. En China, la visita fue tratada como un éxito diplomático y comercial. En Estados Unidos, fue vista como un movimiento arriesgado, aunque dentro de un contexto europeo que también busca vías alternativas a la presión de Washington. En América Latina y algunos medios europeos, la visita se ha valorado como una manifestación del nuevo equilibrio global, en el que los países intermedios intentan ejercer un papel más autónomo frente a la pugna entre superpotencias.
Riesgos y oportunidades
El viaje de Pedro Sánchez a China ha sido, sin duda, uno de los hitos diplomáticos más relevantes de su mandato. Con acuerdos comerciales sustanciales, una recepción favorable en Pekín y una reacción crítica desde Washington, el episodio pone de relieve los riesgos y oportunidades de una política exterior que busca afirmarse en un mundo multipolar.
España se enfrenta al desafío de defender sus intereses económicos sin comprometer sus alianzas estratégicas. Si logra mantener el equilibrio, podría reforzar su papel en la escena internacional. Si no, corre el riesgo de verse atrapada entre dos potencias cada vez más enfrentadas.