Pedro Sánchez presume de crecimiento económico en el acto inaugural de ‘España en Libertad’, pero la inflación plantea dudas
Durante su intervención en el Museo Reina Sofía, Sánchez defendió que la España democrática ha logrado una transformación económica y social "sin precedentes", aludiendo a datos como la renta per cápita, que ha pasado de 15.000 euros en 1975 a 31.000 euros en 2025.
"Números inapelables", según Sánchez
El líder socialista calificó estos datos como "claros, inapelables y abismales", argumentando que "nadie, viniendo de tan atrás, ha llegado tan lejos como la España democrática". Además, enfatizó que la esperanza de vida ha aumentado de 63 años en 1975 a 84 años en la actualidad, y que España ha ascendido a los primeros puestos en índices de calidad democrática.
Sánchez también subrayó la importancia de recordar los logros de las últimas cinco décadas, asegurando que celebrar "una España abierta y tolerante" es fundamental para las generaciones jóvenes. En este sentido, presentó tres ejes para el futuro: recordar los logros pasados, homenajear a quienes hicieron posible la democracia y transmitir a los jóvenes la importancia de vivir en libertad.
La inflación: una comparación ineludible
Sin embargo, las declaraciones del presidente no han estado exentas de controversia. Aunque la renta per cápita se ha duplicado, las críticas en redes sociales y en el ámbito económico se han centrado en la inflación y el poder adquisitivo real. En diciembre de 2024, la inflación en España se situó en el 2,8%, superando la media de la eurozona (2,4%) y ampliando la brecha con respecto al mes anterior.
Además, la inflación subyacente en España (que excluye alimentos frescos y energía) también mostró un aumento, alcanzando el 2,6%. Estos datos revelan que el incremento en los ingresos no se ha traducido necesariamente en una mejora proporcional del poder adquisitivo de los españoles.
El contexto económico: ¿es tan esperanzador?
Aunque el crecimiento de la renta per cápita puede parecer alentador, la realidad económica matiza este optimismo. Los 31.000 euros actuales no tienen el mismo valor real que los 15.000 euros de 1975 debido al impacto acumulado de la inflación. Según los expertos, es esencial considerar cómo los precios han evolucionado y cómo los salarios se ajustan a las necesidades reales de los ciudadanos.
En este sentido, los últimos datos publicados por Eurostat muestran que España se encuentra lejos de las tasas de inflación más bajas de Europa, como las de Irlanda (1%), Italia (1,4%) o Luxemburgo (1,6%). Además, las continuas subidas de precios en bienes y servicios básicos afectan directamente a la percepción de bienestar de la ciudadanía.
Críticas a la falta de contexto
Varios analistas han señalado que la comparación aislada de la renta per cápita sin considerar la inflación o el costo de vida real puede ser engañosa. "Es cierto que los ingresos han crecido, pero el aumento del costo de la vivienda, la energía y otros bienes esenciales limita el impacto positivo de ese crecimiento", indicó un economista consultado.
En redes sociales, muchos usuarios destacaron que el dato presentado por Sánchez no refleja la experiencia cotidiana de los españoles, quienes enfrentan dificultades económicas en áreas clave como el acceso a la vivienda, la alimentación y los combustibles.
Un legado mixto
El discurso de Sánchez buscó resaltar los avances logrados en España desde el fin del franquismo, pero la realidad económica actual plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de estos logros. Si bien los datos macroeconómicos son positivos en términos históricos, el desafío del poder adquisitivo y la inflación persiste como una asignatura pendiente.
En un contexto donde los ciudadanos exigen medidas que alivien las presiones económicas diarias, el crecimiento nominal de la renta per cápita, aunque relevante, no puede ser la única métrica para evaluar el éxito de la democracia española.