España pierde competitividad fiscal empresarial frente a Europa, según el IEE
El nuevo informe del Instituto de Estudios Económicos advierte de un entorno tributario menos favorable que en los países del entorno, lo que pone en riesgo inversión y crecimiento
El Instituto de Estudios Económicos (IEE) ha presentado su informe anual sobre competitividad fiscal empresarial, en el que alerta de que España ocupa el puesto 27 de los 38 países de la OCDE en este ámbito, situándose por debajo de la mayoría de sus socios europeos y perdiendo atractivo para la inversión y el desarrollo económico.
El estudio, titulado La competitividad fiscal empresarial 2025, advierte de que el país mantiene una presión fiscal sobre las empresas superior a la media, con una recaudación del 11,3 % del PIB frente al 9,6 % de la OCDE y el 9,8 % de la Unión Europea. Esta situación se ve agravada por una alta complejidad normativa, la existencia de figuras impositivas distorsionantes y una elevada litigiosidad, que frenan la actividad empresarial.
Según el informe, España ha retrocedido en el Índice de Competitividad Fiscal Empresarial en los últimos años, mientras otros países como Irlanda, Estonia, República Checa o Hungría han avanzado significativamente gracias a entornos fiscales más simples, con tipos más bajos y estructuras más eficientes.
Además, el IEE denuncia que las recientes subidas tributarias han tenido un impacto recaudatorio limitado, pero han incrementado los costes de cumplimiento para las empresas y han generado un clima de inseguridad jurídica. El informe alerta especialmente sobre el impacto negativo de impuestos como el de determinados servicios digitales o el de transacciones financieras, que penalizan la inversión tecnológica y el mercado de capitales.
El documento propone una reforma en profundidad del sistema tributario español, que simplifique la estructura impositiva, reduzca la litigiosidad y mejore la seguridad jurídica. Para el IEE, es urgente avanzar hacia un entorno fiscal “más competitivo, menos distorsionador y más favorable a la inversión productiva”, con medidas como la reducción del tipo nominal del Impuesto sobre Sociedades, la eliminación de tributos superpuestos o el refuerzo de incentivos fiscales a la innovación.
Finalmente, el informe concluye que la competitividad fiscal es clave en un contexto de creciente competencia internacional por atraer capital y talento, y que España no puede permitirse quedar rezagada si aspira a consolidar una recuperación económica sostenible y generar empleo de calidad.