Las cofradías se blindan frente a la lluvia: los seguros de cancelación ganan protagonismo en Semana Santa
Más de medio centenar de hermandades en España contratan coberturas especiales para protegerse de posibles suspensiones, daños materiales y accidentes durante las procesiones.
Con la llegada de la Semana Santa y la amenaza recurrente de lluvias, muchas cofradías y hermandades de toda España han optado por contratar seguros específicos para cubrir posibles cancelaciones, aplazamientos o incidentes durante las procesiones. Una práctica cada vez más habitual que busca garantizar la seguridad de los participantes y minimizar los daños económicos en caso de imprevistos climáticos o accidentes.
Este año, se estima que al menos 65 cofradías han suscrito pólizas especiales, especialmente en regiones con alta concentración de procesiones como Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León y la Comunidad de Madrid. Tan solo en Sevilla, 20 procesiones han sido aseguradas con coberturas que incluyen desde el alquiler del mobiliario hasta la decoración floral, pasando por la participación de bandas de música.
Coberturas que van mucho más allá de la lluvia
Estas pólizas no solo cubren fenómenos meteorológicos extremos como lluvias intensas, tormentas o rachas de viento que puedan poner en riesgo la celebración del acto religioso. También protegen a las hermandades ante daños en imágenes, pasos, sedes sociales, e incluso problemas de salud o incomparecencia de miembros clave, como músicos, costaleros o portavoces de la organización.
Cuando una procesión se suspende por causas ajenas a la voluntad del organizador, muchas pólizas permiten recuperar hasta el 100% del gasto invertido, mientras que en caso de aplazamiento, algunas compañías cubren un porcentaje parcial.
En paralelo, los seguros multirriesgo garantizan la integridad de los enseres, pasos y lugares de culto ante situaciones como incendios, robos, inundaciones, rotura de vitrinas o incluso ocupación ilegal de locales.
Una exigencia también legal
Además de las iniciativas propias de las cofradías, muchos ayuntamientos exigen un seguro de responsabilidad civil como condición previa para autorizar las procesiones. Esto permite garantizar una respuesta económica en caso de daños a terceros o accidentes en la vía pública durante el desarrollo de los actos litúrgicos.
El objetivo es doble: proteger al público asistente y asegurar que las entidades organizadoras puedan responder ante cualquier imprevisto de forma rápida y eficaz.
Entre la fe y la previsión
Aunque el fervor religioso sigue siendo el motor de las celebraciones, las hermandades han asumido que la profesionalización y la previsión son elementos esenciales para preservar su patrimonio y garantizar la continuidad de sus actos. La creciente complejidad de las procesiones, la afluencia masiva de público y la inversión económica que implican han convertido la cobertura aseguradora en una herramienta estratégica al servicio de la tradición.
En muchas localidades, especialmente en aquellas donde las procesiones forman parte del tejido cultural y turístico, los seguros han pasado de ser una opción recomendable a convertirse en un requisito indispensable para asegurar el buen desarrollo de los eventos.