El Prado recupera el esplendor del retrato ecuestre de Isabel de Borbón de Velázquez
Esta intervención ha sido posible gracias al patrocinio de la Fundación Iberdrola España, miembro protector del Programa de Restauraciones del museo.
Un proyecto de restauración para recuperar la esencia de Velázquez
El retrato ecuestre de Isabel de Borbón forma parte de una serie encargada por Felipe IV para decorar el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro. La restauración, llevada a cabo por la experta María Álvarez Garcillán, ha permitido eliminar la acumulación de suciedad y la alteración del barniz, que había alterado la relación cromática de la pintura y creado un velo amarillento que distorsionaba los contrastes y la profundidad de la composición.
Además, en 1634-1635, Velázquez añadió bandas laterales al cuadro para adaptarlo al espacio donde sería exhibido. Estas extensiones se habían deteriorado con el tiempo y cubierto con repintes y estucos en mal estado. Ahora, gracias a la restauración, la obra luce con su brillo original, mostrando con fidelidad la majestuosidad y el naturalismo con que el pintor sevillano capturó la figura de la reina y su caballo.
El compromiso de la Fundación Iberdrola España con la conservación del patrimonio
La restauración del retrato ecuestre de Isabel de Borbón se enmarca dentro del programa de conservación de la Fundación Iberdrola España, que desde 2010 colabora con el Museo del Prado en la recuperación de grandes obras de arte. Gracias a esta iniciativa, se han llevado a cabo restauraciones icónicas como Adán y Eva de Durero, La Anunciación de Fra Angélico y La Condesa de Chinchón de Goya.
Jaime Alfonsín, presidente de la Fundación Iberdrola España, destacó la importancia de esta intervención: "Esta restauración nos permite contemplar la obra tal como fue concebida por Velázquez, devolviendo su esplendor original y resaltando la maestría con la que el pintor capturó la grandeza de la monarquía española".
Un testimonio artístico de la monarquía española
El retrato ecuestre de Isabel de Borbón fue creado como parte de una serie de retratos reales para el Salón de Reinos, junto con los de Felipe IV, el príncipe Baltasar Carlos, Felipe III y Margarita de Austria. Estas pinturas formaban parte de un programa iconográfico destinado a exaltar la continuidad dinástica de la monarquía española.
A lo largo de los siglos, el cuadro ha sufrido diversas modificaciones y traslados, desde su ubicación original en el Salón de Reinos hasta su llegada al Palacio Real en el siglo XVIII. Con esta restauración, el Museo del Prado reafirma su compromiso con la preservación del legado artístico y ofrece a los visitantes una experiencia renovada de una de las obras más significativas de Velázquez.