Anécdotas literarias de Madrid

Vicente Aleixandre: amores y pasiones de un poeta

Vicente Aleixandre

Se sabe que los amores entre Vicente Aleixandre (Sevilla 1898 – Madrid 1984) y Carlos Bousoño (Boal, Asturias 1923 – Madrid 2015) comenzaron en 1948 y se alargaron en el tiempo como la historia apasionada que ha ocupado largas páginas en los libros y periódicos que indagaron sobre la intensidad y la felicidad que ofreció esa relación a los poetas. Ya que sobre esta historia amorosa hay controvertida documentación e incluso cartas intimísimas que pormenorizan  los estrechos vínculos entre ambos escritores. Pues ya han sido desgranados muchos de los pormenores que jamás ocultaron. La relación entre Aleixandre y Bousoño se mantuvo ceñida y rota en ocasiones a través de la poética y de los asuntos mundanos y fluidos que se han ido amontonando a lo largo del tiempo. Pero Carlos Bousoño ya había tenido varias novias antes de todo eso. Clara Miranda, la esposa de Claudio Rodríguez lo solía contar, ya que conoció, según aseguraba, a más de media docena. Otros de sus amigos habituales también lo recordaban, y aseguraron mucho de ellos que la trayectoria heterosexual de Bousoño era sobradamente conocida, pero la cercanía con el “Nobel” le había llevado a doctorarse en 1949 con una tesis titulada: “La poesía de Vicente Aleixandre”. Aleixandre, durante aquellos días, estaba aún muy vinculado a José Manuel García Briz al que incluso le había dado alguno de sus poemas para que los publicara como si fuesen suyos, aunque también se ha especulado que, por otras razones que aun no conocemos, Aleixandre publicó en la revista sevillana “Mediodía” dos poemas firmados con el pseudónimo “José Manuel García Briz”. Un tiempo más tarde  mantuvo otra relación amorosa con el joven abogado Andrés Acero.

Vicente Aleixandre también había tenido amistad y cercanía con muchos de los poetas de su generación: Cernuda, Prados, Altolaguirre, Lorca,  Alberti o Hernández fueron alguno de ellos; aunque - unos más que otros - habían sido confidentes a través de la poesía y de la vida que en ocasiones fue convulsa y azarosa. Los planteamientos vitales habían evocado numerosos acercamientos y muchas confidencias; pues Aleixandre y Lorca se contaban incluso sus intimidades, y fue así como Aleixandre conoció de primerísima mano – pues le llamó para contárselo el propio Federico – los amores entre Lorca y el escultor – heterosexual - Emilio Aladrén. Aleixandre llegó a contar a algún amigo cómo una mañana de domingo – eso creía recordar – recibió una llamada de Federico  desde un hotel de Ávila  en la que le dijo más o menos: estoy aquí con Emilio, todavía no nos hemos levantado. Pensaba Vicente Aleixandre que ese había sido el primer contacto carnal entre Lorca y Aladrén… Pero tanto Aleixandre como Bousoño tuvieron otros amores. Vicente Aleixandre ya había sido amante de algunas mujeres. Había estado muy enamorado de la cupletista Carmen Granada, o María Valls si atendemos a su nombre de pila. Se ha dicho que esta relación concluyó cuando la artista le contagió esa enfermedad llamada gonorrea, a consecuencia de la que tuvo numerosas secuelas durante el resto de su vida. También tenemos datos y alguna referencia muy cercana para saber que con la norteamericana Margarita Alpers – alumna de la Residencia de Estudiantes de Madrid -  había mantenido una relación amorosa que culminó en el verano de 1921. En el año 1923 conoció a la filóloga alemana Eva Seifert, con quien mantuvo otra relación. Hay estudiosos de su obra que han asegurado que alguna de esas relaciones habría sido imaginada por el propio poeta…    

A lo largo del tiempo también se ha especulado con una posible relación amorosa entre Luis Cernuda y Aleixandre ya que ambos compartieron amistad y una cercana afinidad a través de la poesía, y quizá con Emilio Prados ya que se supone que hay algo parecido, pues los dos poetas mantuvieron profunda cercanía y confluían en otros de sus rasgos. Pero no hay pruebas más precisas de esas relaciones.

Fue uno de los autores más importantes de la generación del 27. Bisexual hasta casi la treintena. Dámaso Alonso y algunos otros amigos aseguraron que habían ido de putas con Vicente ya que la contienda de la vida le había ofrecido un universo multicolor lleno de posibilidades que fue desgranando, poco a poco, a lo largo del tiempo. A Carlos Buosoño le llamaba, en ocasiones, “Carlitos, vida mía” y “Carlitines” y también le dedicó varios poemas. En 1977 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura.