Anécdotas literarias de Madrid

José María de Pereda, su novela “Pedro Sánchez” y la tertulia del Café de la Esmeralda

José María de Pereda, su novela “Pedro Sánchez”

José María de Pereda había nacido en Polanco, Cantabria en el año 1833 y entre su pueblo natal y Santander había vivido su infancia y juventud. En el año 1852 se trasladó a la villa de Madrid con el fin de prepararse para ingresar en la Academia de Artillería de Segovia. Ya en la capital de España se vinculó a las tertulias literarias del Café de La Esmeralda, que estaba situado donde la Calle de la Montera hace esquina con la que en ese tiempo se llamaba Calle Angosta de San Bernardo y que hoy se denomina Calle de la Aduana. Precisamente en el Café de la Esmeralda se celebraron, a mediados del siglo XIX  y entre los años 1851 y 1853, algunas de las más famosas tertulias literarias madrileñas, a las que asistieron autores como Eduardo Gasset Artime (abuelo de José Ortega y Gasset y fundador del periódico “El Imparcial”), Mariano Zacarías Cazurro García, Diego Luque de Beas (crítico de “El Imparcial”.

José María de Pereda, su novela “Pedro Sánchez”

Firmaba con el seudónimo de “El cura de Argamasilla”), Antonio Pizarroso (que además de ser autor teatral fue un actor que tenía la voz tan áspera y afectada que Manuel del Palacio le dedicó estos versos: Pizarroso se desgarra / Y exagera sin piedad, / No es un oso de verdad, / es un oso de pizarra.),  Antonio Trueba y de la Quintana, Carlos Ochoa (que solía firmar con los seudónimos de “Claudio” y “Un testigo ocular”. Fue redactor del periódico “La Época”), Dámaso Luis de Eguilaz, y políticos como Emilio Castelar y Antonio Cánovas del Castillo. En ese modesto café hablaban, largo y tendido, de las primeras obras de algunos de los autores concurrentes, y desde ahí mismo salieron - muchas de ellas - para ser publicadas por un editor modesto que frecuentaba la tertulia, y que iba expresamente a buscar obras para editar. Se cuenta que junto a aquellos jóvenes y con la simple intención de escuchar cuanto decían, solía sentarse un anciano que generalmente apenas intervenía, pero en una ocasión, después de haberlos oído durante largas noches, intervino para decir - casi de un modo profético - que entre los que allí se reunían había uno que sería importante para España. Dejó su tarjeta y a los pocos días falleció. Se trataba de Joaquín María López, que además de haber sido ministro había alcanzado en dos ocasiones la presidencia del gobierno.

Años más tarde José María de Pereda y Sánchez de Porrúa escribió una de las más grandes novelas realistas, costumbristas y reflexivas, que publicó en 1883 y que tituló “Pedro Sánchez”. Se trata de una narración casi autobiográfica que latía en su tierra de nacimiento, en la que el protagonista es un muchacho que desde una aldea de Cantabria se va a vivir al Madrid del reinado de Isabel II y allí participa plenamente en la Revolución de 1854. En cuanto llega a la capital se rodea de malos amigos, de esos que encarnan el cinismo y la hipocresía. Muchos de ellos son manipuladores natos, oportunistas, y, sobre todo, muy interesados. Se acercan a Pedro Sánchez para obtener beneficio. Ya que Pedro Sánchez, en el fondo es un ingenuo-ambicioso, un bobo de capirote que se mueve por codicias personales y por el ansia de un ascenso social. Aspira a convertirse en un líder político de primera magnitud y se enamora de Clara, la hija de Augusto Valenzuela. Clara es prepotente, déspota, superficial, dominante, y muy egoísta. Llega a traicionarle con Barrientos, su mejor amigo… Pero, Pedro Sánchez, desde que llega a Madrid, siempre va buscando el hueco que necesita para consumar sus metas, ya que desea convertirse en protagonista de la historia. En la novela “Pedro Sánchez” se habla de la corrupción que pudría en esos tiempos la política nacional y también se narra en la novela el modo en el que uno de los gobiernos amordaza a la prensa y de cómo se quejan los periodistas a consecuencia de aquello. A raíz de todo eso empiezan a publicarse hojas clandestinas, ya que es el único modo que tienen para informar las cosas que realmente suceden. Pedro Sánchez se relaciona en Madrid con personajes enrevesados y en ellos se apoya para alcanzar sus fines. Algunos de los que se apresuran a acercarse a Pedro Sánchez  son Augusto Valenzuela y su hijo Manolo Valenzuela un joven vividor que frecuenta los prostíbulos, y que solamente se dedica a los negocios de su propio interés. La novela describe un momento convulso, en el que la sociedad española atraviesa momentos realmente complicados.

La novela “Pedro Sánchez” de José María de Pereda representa a un narcisista, a un ser superficial que se describe a sí mismo “como de facciones pulidas y bien contorneado”. Un narcisista que busca el triunfo a costa de lo que sea, incluso, en un tiempo, se hace revolucionario, aun no sintiendo esas ideas; pero al final de su vida encuentra la derrota definitiva y se convierte en un ser desencantado, traicionado y comprometido por esa realidad que conformaba su entorno.