Fronteras desdibujadas

Los Seteros, historias de un monje trapense

Un homenaje a la amistad, un guiño a la historia de España y una gran entrega a la literatura.

Los libros tienen la maravillosa capacidad de viajar y hacernos peregrinar con ellos. Este en particular llegó conmigo a Estados Unidos, transportado desde el teclado de un extraordinario pintor, poeta y narrador: José Luis Marín Aranda y pasando por una excelente y cuidada casa editorial madrileña como lo es el grupo Sial Pigmalión. 

Siguiendo la tradición de El Decamerón, Los cuentos de Canterbury o El Conde Lucanor, Los SETEROS nos ofrece un conjunto de relatos encadenados que conforman una novela original. Cada historia es un viaje a través del tiempo y la geografía, un recorrido por los caminos de la amistad y la historia de España. Marín Aranda nos sumerge en una suerte de ficción histórica muy particular, donde las narraciones más inverosímiles resultan ser reales y las más creíbles se convierten en ficción.

Desde las primeras páginas, el autor deja claro que la amistad es el motor de esta obra. Dieciséis amigos, autodenominados Los Seteros (buscadores de setas), han encontrado mucho más que hongos en sus caminatas. Han recorrido juntos el Camino de Santiago y las rutas de la vida, consolidando un vínculo inquebrantable. Tanto es así que Marín Aranda evoca la célebre frase de Alejandro Dumas en Los tres mosqueteros, (Todos para uno, uno para todos), frase que he adaptado a propósito de esta reseña:  “Todos por los Seteros y los Seteros por uno”.

La trama se articula en torno a dos personajes principales: Abelardo, un monje trapense octogenario que emprende el Camino de Santiago en busca de una fe perdida, y Blas Gálvez, un profesor malagueño viudo que intenta encontrar un nuevo sentido a su vida. La diferencia generacional entre ambos permite una exploración de múltiples temas desde perspectivas distintas. Abelardo se convierte en el narrador de las historias, que surgen a partir de unos antiguos manuscritos hallados en cajas de la época de la pandemia de COVID-19. Estas cajas contienen 16 relatos escritos por cada uno de los 16  miembros de Los Seteros, y en cada jornada del camino, el monje comparte una historia con Blas Gálvez.

Entre los relatos encontramos episodios fascinantes de la historia, como la vida del alquimista Johan Dippel y su descubrimiento accidental del pigmento azul de Prusia, la noche en la que Mary Shelley, Lord Byron y sus amigos dieron vida al mito de Frankenstein, o la feroz lucha entre Pedro I de Castilla y su hermano Enrique de Trastámara, que cambió el rumbo de España. También desfilan figuras como El Cid Campeador, la partera Elvira Morfa, acusada de brujería y quemada en la hoguera, y Ana de Mendoza, la princesa de Éboli. La historia de amor entre Rania y Don Diego de Orozco, ambientada en la reconquista de Granada, son solo unas de las muchas tramas que enriquecen esta novela.

Pablo Picasso decía que “para que una obra de arte florezca, debe ignorar o olvidar las reglas”. Marín Aranda parece haberse apropiado de esta idea, confiando en su intuición para construir una novela atípica. Si bien existen precedentes de esta estructura narrativa en la literatura—como las cajas chinas o la técnica de Las mil y una noches, donde Sherezade mantiene el suspenso enlazando historias—en Los SETEROS podríamos hablar de una nueva estructura que innovando podríamos llamar “narrativa en forma de árbol”.

En este árbol narrativo, la historia principal es la raíz que da estructura al tronco central, del cual emergen múltiples ramas que representan las historias secundarias. Algunas son largas y frondosas; otras, más cortas, pero igualmente significativas. La savia que nutre este árbol es el Camino de Santiago, símbolo de introspección, amistad y memoria. A través de sus páginas, el autor nos invita a reflexionar sobre la condición humana: la envidia, el amor, la guerra, los celos, la esperanza… Todo se entrelaza en esta obra rica en matices.

El manejo del tiempo es otro de los aspectos más llamativos de la novela. Situada estratégicamente en el año 2048, desde allí viaja tanto al pasado como al presente, creando una estructura temporal dinámica que refuerza la idea de un árbol cuyas ramas continúan creciendo.

El pasado 26 de enero, en la Biblioteca Nacional de España, se llevó a cabo la presentación de la obra. En el evento participaron José Manuel Delgado de Luque, vicepresidente de la Fundación de Amigos de la Biblioteca Nacional, y Basilio Rodríguez Cañada, presidente del Grupo Editorial Sial Pigmalión, junto con el autor. Delgado de Luque describió la novela como una obra magistralmente estructurada, con una diversidad temática impresionante y un riguroso índice bibliográfico que enriquece aún más su lectura.

En definitiva, Los SETEROS, Historias de un monje trapense es mucho más que una novela: es una experiencia literaria que nos transporta por senderos históricos, filosóficos y emocionales. Con una estructura innovadora y un espíritu profundamente humano, José Luis Marín Aranda nos regala un libro que, al igual que el Camino de Santiago, deja huella en quienes deciden recorrerlo.