Entrevista a Mariana Bernárdez
Mariana Bernárdez, es poeta y ensayista, realizó estudios de maestría y doctorado en Letras Modernas y de maestría en Filosofía. Su trayectoria enlaza la creación poética con el ámbito académico y el editorial. Imparte seminarios y cursos sobre “poesía y conocimiento”. Es una de las voces más singulares de su generación por su concepción metafórico-simbólica. Ha sido traducida al inglés, italiano, portugués, catalán, francés, rumano y griego moderno. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte bajo el género de poesía en la emisión 2018-2021. Cuenta con más de treinta títulos publicados. Sus libros recientes son Rumor de niebla, 2020; Angostura: en defensa del leer, 2021; Memorial del fulgor, 2022; Ramón Xirau: a la orilla de sus palabras, 2022; y Cuaderno bermejo, 2023.
¿Cuál es tu proceso creativo?
El poema es una visitación, un paisaje que se adentra, una voz que impone su cadencia. Templa el asombro de cuando el mundo se derrama en la pura contemplación; su presencia es tal que sobrepasa la aprehensión de los sentidos.
La experiencia poética atraviesa con su vendaval la experiencia vital, y sitúa en el pretil, en el avistamiento de lo no posible y lo posible, ese límite cuyo resonar pide forma.modo.palabra para nacer a la luz de lo real.
“Metáfora del corazón” escribió María Zambrano, “Pensamiento respirado” Antonio Colinas, “Muerte sin fin” Gorostiza…, la poesía queda entre nosotros con su rumor, y va salvando lo insalvable, quizá su mayor don sea el sentido de esperanza que trae su inigualable presencia.
El poema nos escribe, tanto al leerlo como al escucharlo, una vez habitado lo que continúa es el oficio de evidenciar su claridad, de tensar su engranaje para que el lenguaje diga la excedencia de su significar, ese caudal donde abreva lo que habrá de deslumbrarnos.
¿Cuándo se termina de escribir el poema? ¿Cuándo se acalla? ¿O quizá sea en ese recogerse sobre sí mismo que abre el camino para los que aguardan encontrar la vía de un mayor alumbramiento.
¿Hay algún tema recurrente en tu trabajo?
La recurrencia permite profundizar en lo mirado, girar alrededor de lo que se ha dado a ver para percibir los distintos ángulos del acontecimiento, o tal vez sea a la inversa y aquello que sucede impacta a tal grado que es difícil no dejarse llevar por su impulso.
Siempre me ha inquietado el vínculo entre el tiempo y la memoria, el instante poético como ruptura del fluir lineal, así como la tensión entre los opuestos y la irresolución de su anudarse, la danza entre el símbolo y la metáfora, su modo de crear distintas capas de sentido y significado, sus constelaciones y arte combinatoria, y eso atraviesa mi escritura tanto poética como ensayística.
Sólo a través de este pulso es posible el acercamiento a la experiencia fronteriza, al límite de lo extremo, al avistamiento del reverso, cruce del espejo hacia la orilla de lo indecible, ese misterio que va de vuelo, ¿el crujido de la rama o la huella que acusa la presencia ida?
¿Cómo enfrentas el bloqueo creativo?
Nunca he tenido un bloqueo creativo, lo que he tenido es la experiencia prolongada del silencio donde la palabra se me ha hecho más profunda y más íntima. El silencio es un claro donde la mirada se limpia, dejándose atrás el barullo y el palabreo, la vacuidad de la velocidad que poco empata con el fulgor. Diría que el silencio es un viaje de múltiples caminos, y como tal el aventurar por ellos es un acto fundacional. El silencio entraña la palabra y ésta sólo alcanza una mayor significación cuando reconoce que la profundidad que resuena en su interior proviene de ese ocultamiento.
¿Qué te motiva a seguir creando?
La alegría de vivir, el diálogo constante con una tradición humanista de múltiples raíces; el leer y el escribir como las caras de una misma moneda que se echa a rodar desde que se nace. El mundo me maravilla, me arroba, trae de la mano consigo la perplejidad ante la aparición de su desmesura, prolonga los modos del viento, las formas del logos, ese diálogo del alma consigo misma ya señalado por Platón desde entonces.