emerGentes

Entrevista a Alex de la Nuez

El artista madrileño es capaz de arrancar música inspirándose en el cine, músico, compositor y pintor, con 45 años sobre las tablas, el incombustible Alex de la Nuez vuelve a arrancar el aplauso del público con su último trabajo.
Alex de la Nuez
photo_camera Alex de la Nuez

La verdad desnuda, gratificando al respetable con su rock’n roll a través de la innovación de las plataformas más populares de la Red. 

Procedente del verbo emerger, por definición, el adjetivo emergente determina a aquel o aquello que emerge, que nace, sale y tiene principio de otra cosa, y por extensión emergente es lo mismo que decir flotante, ascendiente, naciente o saliente. 

Para el caso que nos ocupa, emergente es aquel que comienza a descollar, sin importar su edad y ocupación, aunque nuestro interés se centra en las artes y las letras, queremos vernos las caras con aquellos que sobresalen o comienzan a hacerlo, a destacar, despuntar, resaltar o distinguirse, para conocimiento general del respetable, y qué mejor que haciéndonos partícipes del personaje.

La firma invitada: Alex de la Nuez.

Seudónimo, alias, nombre artístico o de guerra.
Alex de la Nuez o, como dijo Manolo Tena, “Dinosaurio promesa”.

Nombre, lugar y fecha de nacimiento.
Alejandro de la Nuez, Madrid, 1962.

¿Por qué intérprete musical?

Por un conductor de autobús que no paró; si hubiera parado, mi vida sería distinta. Quizás hubiera caído en una oficina.

¿Cuándo supiste que lo tuyo era esto?

¿Cuándo me equivoqué, quieres decir? Cuando con 6 años le dije a mi madre que amaba la Polonesa nº 6 , “La Heroica”, de Chopin.

Un norte o principio inamovible.

La vida no existe.

¿Cuáles son tus influencias?

Rimbaud, Salinger y Bach.

¿Y tu referente?

“Pero qué público más tonto tengo” de Kaka de Luxe.

¿Cuál es, a tu juicio, la mejor obra?

El acueducto de Segovia. 

¿Y tu mejor obra?

La que escribiré esta tarde.

¿A quién consideras el mejor intérprete musical?

Eso se desvaneció el día en que Youtube te enseña a niños de 5 años tocando Chopin. Pero no puedo hacer un ranking donde Keith Richards estaría por encima de Steve Vai

Con quién cenarías, con quién no, y porqué.

Con mi mujer porque la amo. No cenaría con Jesucristo que acaba fatal, y al final va a ser todo culpa mía.

¿El hábito hace al monje?

Siempre me han tachado de pijo porque sí, habiéndome criado en el extranjero en un barrio obrero. Pero si te refieres a los hábitos fuera de la ley, aún no llevo sotana.

¿Crees que la cultura en general es independiente?

Jamás lo ha sido, por eso Rimbaud y Salinger dejaron de escribir.

¿Y la interpretación musical en particular?

Eso es otra cuestión, porque hay mucha gente que ensaya horas eternas para perfeccionar. ¡Vaya pérdida de tiempo! Por eso me gusta Bach: tiene obras de contrapunto que dejan en ridículo a cualquier intérprete, pero luego hace el Preludio en Do, que lo puede tocar un bebé, y es inmortal.

Tu última obra.

La Verdad Desnuda. Habla de la vida y la muerte, como todo lo que escribo, aunque parezca que diga tonterías. En este caso, me inspiro en la película “All that Jazz”, sobre la vida de Bob Fosse, donde la muerte (Jessica Lange), le recuerda que está jugando con fuego. Mi canción la desafía porque esto es rock’n roll.

Tu próximo proyecto.

Publicar 20 temas que tengo grabados, pero lejos de las plataformas que, en vez de democratizar internet, han creado una tiranía absoluta. A corto plazo, quiero ver una peli de terror con mi chica…

Una anécdota divertida.

Estando en Formentera, antes de la invasión turística, me presentaron a David Gilmour. No me gusta conocer a mis ídolos pero era inevitable. Así que le comenté que teníamos un amigo en común, Chucho Merchán, bajista de Eurythmics. De modo que el hombre pensó: “si trabaja con Chucho es músico serio, y si sabe que somos amigos es que es verdad”, de manera que me dijo que me sentara y tomara un vino. Lo primero que le dije fue “Odio The Wall”, algo que cualquiera hubiera pensado que es de imbécil como comentario. Pero David puso una sonrisa cómplice y me contestó: “Yo también”.

Por último, si tuvieras una varita mágica, ¿qué harías?

La tengo, ¿qué quieres que haga? Porque yo creo (de crear, no de creer) la realidad con mi ser real. Lo demás es avatar. Pero en cada realidad que invento se cuelan los bancos….eso no lo he arreglado aún...